La selección francesa de balonmano vivió la cara más cruel del deporte. Los franceses tenían pie y medio en semifinales cuando, a falta de 14 segundos, ganaban por dos goles de diferencia (29-27).
Alemania marcó,
Francia retrasó el saque de centro para que corriera el reloj y pidió tiempo muerto a falta de cinco segundos. La victoria estaba hecha, pero entonces ocurrió lo inimaginable.
Seguir leyendo...