Después de dos temporadas seguidas, 2023 y 2022, en las que el danés
Jonas Vingegaard le arrebató la gloria en el
Tour de Francia,
Tadej Pogacar decidió hacer algunos cambios en su entorno más cercano y en su programa de carreras para reconquistar un territorio que consideraba suyo. Seleccionó con precisión quirúrgica las carreras en las que iba a tomar parte –este año ha competido hasta ahora 53 días y salvo la
Milán-Sanremo en la que acabó 3º ha ganado y con una gran claridad todas las pruebas en las que ha participado– y cambió de entrenador en el pasado invierno para mejorar en aquellos aspectos en los que en teoría era más flojo, en los que su gran rival,
Vingegaard, era mejor: las largas subidas a gran altura y el calor, dos de los agentes que han tenido una presencia significativa en la
111ª edición del Tour de Francia. Intensificó las horas de entrenamiento y decidió introducir el
Giro de Italia por primera vez en su programa de carreras.
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