Las cifras de
Gaza dan miedo. También las de
Ucrania. En el Atlántico se hunden barcazas y
Biden dice que sigue... Nosotros vamos a seguir en estas competiciones actuales que se están jugando en julio cuando era época de vacaciones y futbolistas en Ibiza o en la montaña y la verdad es que me he ‘tragado’ la mayoría de partidos europeos y algunos americanos. El fútbol ha dado poco a poco un cambio de gran calado. Cada vez es más difícil encontrar un jugador que regatee en profundidad y busque la portería contraria como hacían las estrellas de no hace tanto tiempo, encabezas en especial por
Messi. Ahora el fútbol es pase a un lado, atrás, adelante, a un lado y lo más importante es no perder el balón, que nadie lo arriesgue. Esto produce un fútbol de poco nivel, que es emocionante, porque se marcan pocos goles y entonces los espectadores están atentos al marcador, pero que ha perdido el encanto del jugador crack. Después de ver no sé cuántos partidos de la Eurocopa me sería muy difícil elegir un jugador estrella. Se habla de
Lamine, que precisamente es el último de los regateadores, pero el siguiente ya no sé quién es. Así me pasé viernes y sábado, viendo para arriba y para abajo, moviendo el balón, terminando los partidos a cero y resolviéndose en los penaltis. Cosa impropia de unos jugadores de tanto nivel, pero es que luego, a las tres de la mañana enchufo el
Brasil-Uruguay. El estadio, espectacular; la ciudad, Las Vegas, cada vez más abierta a otras cosas que no sean las fichas del juego. También 0-0, dos países que han ganado infinidad de Copas de América, que he visto bastante. Recuerdo una final en Maracaná, que ganó Brasil 2-1, que tenía a
Bebeto y
Romario, casi nada. ¿Dónde están ahora este tipo de jugadores? Vamos a tener paciencia y esperar que los técnicos salgan a ganar, no a no perder. Y entonces esto volverá a ser muy divertido.
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