El año pasado,
Miguel Molina (17 de febrero de 1989, Lloret de Mar) cumplía el sueño de cualquier piloto al competir por primera vez en la máxima categoría de las
24 Horas de Le Mans como piloto oficial de
Ferrari. Regresaba en uno de los dos coches rojos en la vuelta del gigante italiano a la clase reina de 'la carrera de las carreras' tras 50 años de ausencia.
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