Ese sonido de succión que se escuchó después de que los estados miembros de la Unión Europea votaron a favor de aplicar aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos está rebotando a través de los mares. Así como los autos de origen chino han aumentado en las carreteras del mundo, también han llenado los barcos para viajar desde las fábricas hasta los automovilistas.Se pronostica que los envíos totales de coches por vía marítima este año asciendan a alrededor de 25 millones, lo que representará un incremento de 17 por ciento en comparación con lo registrado antes de la pandemia de covid de 2019, de acuerdo con Clarksons, una consultora marítima. Además, la compañía indica que alrededor de una quinta parte de eso proviene de China y aproximadamente uno de cada ocho de esos autos son vehículos eléctricos.Los buques ro-ro (o de transbordo rodando), en los que se suben y bajan vehículos nuevos con un manejo mínimo, se sumaron a esta ola. La compañía naviera Wallenius Wilhelmsen, que cotiza en la bolsa de Oslo, Noruega, y opera alrededor de 128 embarcaciones de este tipo, acaba de informar cifras trimestrales récord.Las tarifas netas de flete aumentaron de 56 dólares por metro cúbico en 2023 a 60 dólares en el primer semestre de este año, informó la compañía. Por otro lado, Irish Continental Group informó un aumento interanual de 13 por ciento en los volúmenes de automóviles eléctricos para el periodo hasta el 24 de agosto.Con la demanda superando la oferta, los fabricantes de automóviles han estado pensando fuera de la caja, o más bien dentro de ella. Se están enviando más coches en contenedores, a un ritmo de 200 mil a 400 mil al año, principalmente de vehículos eléctricos, estima la consultora marítima Drewry. Esto puede ser menos eficiente en términos de espacio y, debido a una mayor manipulación, significa un mayor riesgo de daños.La apuestaLos productores chinos como BYD, el fabricante de vehículos eléctricos más grande a escala mundial por ventas, y su par nacional, SAIC Motor, se están lanzando al mar.BYD Explorer No 1, registrado en Reino Unido a nombre de Zodiac Maritime, realizó su viaje inaugural a principios de este año y cuenta con capacidad para albergar y movilizar hasta 7 mil unidades equivalentes a automóviles. Se está generando más capacidad: las carteras de pedidos de los constructores navales se están llenando, particularmente en Asia.Los auges y caídas de la capacidad son la maldición de todas las industrias cíclicas; sin embargo, los aranceles nuevos o más altos sobre los vehículos eléctricos, tanto en Europa como en Estados Unidos, van a exacerbar este problema. Y no solo es el mundo desarrollado el que restringe las importaciones. Este año, Brasil y Turquía impusieron gravámenes para garantizar que BYD siguiera adelante con la construcción de plantas en su territorio.Nada de esto arruina por completo el comercio mundial: como sugiere esto último, la deslocalización (trasladar producción de una región a otra) va a desempeñar un papel importante. BYD ya tiene una planta en Hungría. En Europa, donde los vehículos eléctricos de la compañía cuestan aproximadamente el doble del precio de lista nacional, es posible que diera margen para que el fabricante absorba parte del costo de los aranceles o reorganice los sitios de producción.No obstante, cambiar la producción todavía puede aplastar la demanda en las concurridas rutas Asia-Europa y moderará las tarifas, que ya empezaron a debilitarse ligeramente este año para los transportistas especializados en fletes.Algunos ya se subieron a un barco temprano. La compañía Laeisz, que cuenta con un pedigrí de 200 años, vendió en julio su flota de transportadores exclusivamente de coches y camiones a Mediterranean Shipping Company por alrededor de 700 millones de dólares. Es verdad que esto para el segundo solo es morralla, pero es un acuerdo que indica que el mercado ya tocó un máximo.