Cuando se inauguró en 1962 en lo que entonces era el aeropuerto de Idlewild, el TWA Flight Center seguramente fue algo asombroso. Diseñado por Eero Saarinen (quien murió antes de que se completara), era una escultura expresionista de concreto que evocaba las alas de un gran pájaro o algún tipo de nave espacial alienígena, sugiriendo que los vuelos eran algo futurista, romántico y maravilloso.
En la actualidad es difícil conciliar el JFK, seguramente ahora uno de los aeropuertos más deprimentes del mundo, con esas ideas. Sin embargo, la terminal se revivió recientemente como un hotel, por lo que al menos sugiere algo de ese optimismo y glamour de mediados de siglo.
Es posible que haya sido demasiado pequeño -casi instantáneamente anticuado y obsoleto- pero todavía podría ser el más hermoso de los edificios del aeropuerto. Saarinen también diseñó la dramática extensión del Aeropuerto Internacional Washington Dulles (también en 1962), que todavía se ve impresionantemente dramático y funciona bien.
Es incómodo admirar un edificio diseñado por los nazis, pero el aeropuerto Tempelhof de Berlín fue una obra maestra. Situado casi en el centro de la ciudad y de cierta manera combinando una grandeza urbana y solidez con una claridad aireada, fue el aeropuerto favorito de los berlineses y uno de los pocos aeropuertos que se sentía como un edificio cívico en lugar de un gran centro comercial o planta de procesamiento de pasajeros.
Cerró en 2008, pero ha tenido una vida intrigante después de la muerte. Lo que alguna vez fue el centro de atención del puente aéreo de Berlín se convirtió en un lugar permanente para películas, raves y sesiones de fotografía. En 2015 se convirtió en un campo de refugiados temporal y ahora hay planes para convertirlo en un parque público y distrito creativo.
Debe haber sido una emoción vertiginosa como subir a una montaña rusa el aterrizar en el aeropuerto Kai Tak de Hong Kong, pasando por las torres de Kowloon, pero desde 1998 los pasajeros de las aerolíneas han aterrizado en una isla alguna vez montañosa (ahora afortunadamente plana como un hot cake) en el hermoso aeropuerto de Chek Lap Kok.
Diseñado por el entusiasta de los aviones y piloto aficionado Norman Foster (quien solía volar para trasladarse a las reuniones y una vez citó que su edificio favorito como un Boeing 747), es una estructura de increíble claridad. Con bóvedas poco profundas, pasarelas de vidrio, arquitectura elegante y facilidad de navegación, es una especie de cenit de un tipo particular de modernismo del siglo XX.
Otro aeropuerto delicadamente abovedado diseñado por Foster, el Aeropuerto Queen Alia abrió sus puertas en 2013 y tiene matices de un bazar de Medio Oriente en sus elegantes arcos de concreto sobre columnas atenuadas, creando un espacio urbano y sombreado debajo. Muy diferente en escala de los aeropuertos más familiares de Foster, como Chek Lap Kok y la Terminal 3 en el Aeropuerto Capital de Beijing (el más grande del mundo cuando se inauguró en 2008), sin embargo, es una verdadera joya.
El gran parque temático de los viajes globales, Changi es un espectáculo continuo y en evolución. Su incorporación más reciente es un jardín tropical cubierto con la cascada artificial más grande del mundo, diseñada por Moshe Safdie.
Inaugurado en 1981, Changi se hizo famoso por sus atracciones inesperadas, que incluyen un jardín de mariposas, cine y recorridos gratuitos en autobús de dos pisos, pero su verdadera atracción es que funciona. Ligero, claro y espacioso, seguramente es el formato para estos extraños espacios de la globalización contemporánea, el aeropuerto como entretenimiento en lugar de ser una tarea rutinaria.
