De entrada le pido perdón por el tono sombrío de esta columna. Pero nos da por hacer balances cuando completamos una vuelta más de nuestro planeta alrededor del sol.
La ONU nos lo dijo hace dos años: tenemos hasta el 2030 para enderezar el rumbo y evitar una catástrofe planetaria a causa de nuestras conductas colectivas e individuales.
Este año, 2019, fue un año en que quemamos más combustibles fósiles, comimos más carne y demás alimentos de origen animal y aumentamos nuestro consumo de todo.
Por ahí de agosto habíamos terminado con los recursos que la naturaleza nos ofrece para sobrellevarle todo el año. Ante el inminente abismo, en lugar de frenar estamos acelerando.
Nuestra conducta actual está imponiendo un severo castigo a las generaciones venideras. No a las del siglo que entra sino a la de tus nietos o tus hijos pequeños.
Hoy te ven con el amor que toca pero mañana te voltearán a ver con la mirada incrédula que no alcanza a comprender en qué estábamos pensando al terminar 2019.
Y quizá con la indignación de quien es víctima de una tiranía transgeneracional.
Por eso urge que empecemos ya a desplegar una solidaridad con las generaciones venideras.
Cumplir la máxima de dejar nuestro rincón del mundo en un mejor estado que como lo encontramos. Esto pasa por cambiar nuestras conductas de movilidad, de alimentación y de consumo.
También pasa por pedirle a nuestro alcalde o nuestra alcaldesa que adecúe su administración a los tiempos de emergencia climática que vivimos. A nuestros gobernadores lo mismo.
A nuestro presidente que se libere de su obsesión enferma y francamente demente por los combustibles fósiles y la destrucción de las selvas del sureste. Por la adopción de energías renovables.
Salga uno de estos días al río o al monte. Vea hacia arriba y vea hacia abajo.
Le apuesto que se maravillará de la exuberancia de la vida aún en nuestro desierto. Respire hondo.
Reconozca que vivimos en un planeta único, precioso, que vale la pena rescatar y conservar.
Haga una promesa a sus hijos pequeños, a sus nietos. Únase a quienes luchamos por evitar la catástrofe que se avecina.