¿Cómo evitar caer en el lugar común de plantearse propósitos cuando un año está por terminar y a punto de iniciar otro?
Tal vez sea inevitable o por lo menos no es fácil, pues siempre es necesario dar rumbo a nuestra vida, a nuestro quehacer cotidiano.
Hace falta tener referentes, puntos de llegada previstos de antemano para encaminar nuestros pasos, para hacer los preparativos pertinentes que ayuden a lograr lo propuesto.
En virtud de los años ya vividos, hay que afinar la puntería. Mantener la valoración de la vida en familia, disfrutarla.
Cuidar las amistades y fortalecer la convivencia descuidada este año.
Buscar mayor eficacia en el trabajo, para obtener mayores logros y más puntuales. Hay mucho por mejorar en el ámbito educativo.
Todo lo dicho implica atender la salud, tomar las medidas adecuadas y permanentes para conservarla, de manera que se esté en condiciones de cumplir propósitos y evitar que queden en buenas intenciones.
Aunado a lo anterior, y dado que cada vez es más evidente lo que Octavio Paz llamó la “aceleración del tiempo histórico”, en el afán de aprovecharlo hay que mantener la experiencia de viajar mientras podamos y conservar el mejor ritmo de lectura para nuestra formación constante.
En este último punto ya tengo la selección de libros para leer en 2020.
Finalmente encontré La repetición, obra de Peter Handke que me interesó por una excelente reseña de Jorge Larrosa y que busqué desde mucho antes que el escritor austriaco ganara el Nobel, de quien antes leí Carta breve para un largo adiós y Desgracia impeorable.
Tomando en cuenta que estoy por terminar de leer Los monederos falsos de André Gide, voy a continuar con su Dostoyevski y El hijo pródigo, además de buscar las memorias que publicó bajo el título Así sea.
Otro autor que he leído con entusiasmo (La bendición de la tierra, Pan, Trilogía del vagabundo) es Knut Hamsun, del cual leeré Por senderos que la maleza oculta y El círculo se ha cerrado.
Finalmente, en el paquete de arranque de año, está una obra recomendada por el escritor Martín Solares que tampoco fue fácil de conseguir:
La trilogía de los gemelos (Claus y Lucas) de Agota Kristof que se perfila interesante.
Y en cuanto a la producción escrita, entre otros proyectos pretendo continuar con esta columna si los directivos de Milenio no disponen otra cosa.
Permite compartir algunas ideas o puntos de vista y ayuda a evitar o retrasar el Alzheimer.
Queda pugnar por cumplir lo dicho. ¡Feliz Año Nuevo!
gabriel_castillodmz@hotmail.com