“En la vida hay que trabajar como si fuera a vivir eternamente”, es la receta de vida que don Felipe ha aplicado a lo largo de sus 82 años. Sin embargo, aclara que para ello también cuenta la voluntad de Dios y cuidarse. “Y si pierde uno la vida, pues adiós. Fue un placer estar acá”.
Hace tres años, Felipe Espinosa Tecuapetla sorprendió al inscribirse a la Facultad de Ingeniería en Procesos y Gestión Industrial en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) y ahora vuelve a ser noticia al difundirse que en ya en el séptimo semestre inició su servicio social.
Su aspecto cansado contrasta con la vitalidad que muestra para desplazarse y responder a las preguntas que le realizan a lo largo de su jornada en las instalaciones de Agua de Puebla, empresa que lo cobijó para cumplir con el trámite.
Encorvado y con los surcos del tiempo marcados en su rostro, responde también con la mirada. Unos ojos vivarachos que se mantienen atentos a la cámara y a los cuestionamientos.
Inmune a las modas y a las normas sociales, poco le importa el aspecto de su ropa, la cual muestra la suciedad que se acumula, reflejo de su desempeño como vendedor de frutas y verduras en la Central de Abasto.
Cuando habla de él se asoma una sonrisa desdibujada por la dentadura incompleta, en especial, cuando responde todo lo que ha vivido a lo largo de ocho décadas de vida.
Viudo desde hace más de 15 años, presume que vivió junto a su esposa, Juana, a lo largo de 40 años y que cocina. “Cuando no hay nada, pues le busco, cómo no”.
Asimismo, don Felipe cuenta que le gustan todos los deportes, “pero ahorita sí ya para andar como Messi, ahí sí me rajo. Todos los deportes son buenos, el básquet, el fut y ahorita sí ya me rajo y para el futbol americano peor”.
¿Tiene hijos?
“Tengo hijos, pero ellos ya agarraron su camino. Ellos el de ellos y yo, con calmita”.
¿Cuántos hijos tiene?
“Son cinco pero sólo con uno cuento. Cuando trabajaba les exigía que pusieran atención, porque él es ingeniero titulado y yo trabajaba como obrero (...)aunque no tenía estudios con todas las personas con quien estuve y los gritos que me echaban, pues aprendí de volada”.
¿Cómo se llaman sus hijos?
“Antonio, uno se llama Manuel, Rosa, Carmela y Lupe. Pero unos no me entienden porque piensan que a veces como que abuso de uno, pero no, no, estoy diciendo la verdad (...) yo les decía ‘pongan atención porque todo va a cambiar’ y ellos me decían, ‘¿Qué va a cambiar?’, y ya viste que todo cambió. Ahora me dicen, ‘tenías razón’, pero ya demasiado tarde (...) poniéndole atención la vida es fácil, no poniéndole atención la vida se complica”.
¿Tiene nietos?
“Sí. Son tres, pero solo uno me sigue, se llama Horacio”.
¿Qué le dice usted?
“Él está en la Guardia Nacional y le digo que le siga. Los demás solo se me quedan viendo.
¿Cuáles han sido sus principales logros?
“Todos porque poniéndole atención todo es para uno”.
¿Cuál es su inspiración de todos los días?
“Pues primero darle las gracias a Dios de que amanece y en seguida, lo que venga y cómo venga”.
¿Cuántos hermanos tuvo?
“Tengo uno, pero cuando ingresé como que me cambió la bandera y digo, pues ahí nos vemos, porque tú por tú lado y yo por el mío, porque veo que tengo que seguir lo que me gusta y veo que por donde voy sí la llevo bien; porque sin saber estoy acá, imagínese usted que ya con estudios sí puedo irme a otra parte, me ofrecieron irme a Baja California”.
¿Qué le ofrecieron allá?
“Fui a un simposio. Primero no me dejaban entrar y luego cuando ya me identifiqué ya me dejaron (...…) vi y dije, está fácil, porque lo que no hay allá hay acá; solo hay que entender cómo está la vida la situación”.
¿En la universidad y donde realiza su servicio social hay un trato diferente?
“No, es amable, parejo. Es parejo”.
¿Qué es lo que más recuerda de sus padres?
“De mi mamá excelentes consejos que los pongo al 10. Un consejo de un familiar no son de más, les debe de poner uno atención”.
¿Algún consejo que recuerde que ella le haya dicho?
“Que me ponga vivo porque la vida no es fácil y lo veo que sí”.
¿Qué fracaso lo impulsó a no rendirse?
“Pues no hay porque, porque todo está fácil para superarlo. No hay nada imposible. ¿Imposible por qué? Todo es fácil. No veo que le pongan un pero para que no se supere usted”.
¿Cuál ha sido el trabajo más difícil que ha desempeñado?
“Pues nada, porque me decían persígnate con las dos manos y verás que sí la haces”.
¿Cuál es la materia que más le gusta?
“Todas son excelentes”.
¿Cuál es su próximo reto?
“Voy a tratar de tener una entrevista con el señor presidente de la República para ver dónde me manda a una chamba. No quiero que me la dé fácil, sino donde él diga, si dice que me voy a Tabasco, me voy a Tabasco; si dice que me voy al norte, al norte (...) Sé el trabajo, no se me hace difícil, pues lo que es el trabajo y también calladito, nada más”.
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