Mapimí, un pueblo mágico con historia, arquitectura, belleza y grandes paisajes naturales que enorgullecen a sus habitantes.
Ubicado a poco más de 60 kilómetros de la ciudad de Torreón, se puede llegar a este en taxi o en vehículo propio, en donde se encuentra la mina de Ojuela que traslada en el tiempo a los visitantes a esa época en donde existió un pueblo que por muchos años vivió de la minería.
Mapimí, es el nombre original que le daban los nativos o indígenas que aquí habitaban y que se mantiene hasta la actualidad.
“Mapeme o Mapimí”, quiere decir en dialecto náhuatl “Peña en alto o Piedra elevada”, lo que hoy se le conoce como “Sierra de la India por el gran parecido al rostro de una mujer india, la cual luce y embellece el paisaje del pueblo”.
En este lugar con grandes riquezas minerales, también se encuentra parajes de la historia de la Independencia, la Revolución y la religión.
El pueblo de Mapimí cuenta con una gran historia y magia desde la formación de la tierra, así lo indica el cronista Salvador Luna de Anda, ya que en este lugar se encuentran más de 100 cristales que forman parte de la tabla periódica.
“El enfriamiento de la tierra y movimientos telúricos, forjaron lo más antiguo de la magia de Mapimí, que son los más de 130 minerales conocidos de la famosa tabla periódica de química”.
Mapimí es visitado por un gran número de extranjeros, amantes de la colección de cristales, quienes aseguran que sólo existen dos regiones en donde en una sola área se encuentra una variedad de minerales y uno de ellos es este lugar.
Este lugar se cuenta con grandes montañas entre las que resalta la sierra de la India, misma brinda un paisaje que se conjuga con la belleza del pueblo mágico.
“Son maravillas hechas por la naturaleza, un rostro perfecto, tiene hasta su arete la India”.
Según registros el primer establecimiento español se da un 25 de julio de 1598, fecha en la que se realiza la fundación formal al pie de la Sierra de La India, nombrando al poblado como Santiago de Mapimí.
Poco después se estableció en lo alto de la sierra un pequeño poblado en donde se estima habitaban cerca de 5 mil personas quienes trabajaban en la extracción de los minerales. El lugar fue nombrado Ojuela, que dependía de Mapimí.
En 1715 se suscita la masacre ocasionada por la rebelión de los indios, de donde para proteger al Señor de Mapimí, lo trasladaron al municipio de Cuencamé y que a la fecha es venerado por un gran número de católicos en la región lagunera.
Después de 62 años de esta masacre, en 1777, Mapimí recibe el título de Villa y en 1791 se conforma el Ayuntamiento.
En el año de 1910 se inicia el movimiento de Independencia de México y en su recorrido, Miguel Hidalgo llega a Mapimí en donde junto con algunas personas que lo acompañaban estuvieron presos en este lugar. Al igual que Ignacio Allende y Unganza, Juan Aldama, José Mariano Jiménez y Mariano Abasolo.
Debido a la riqueza mineral que se encuentra en la zona, se instaló la compañía de Peñoles en este lugar que generó un importante auge y desarrollo del pueblo, a tal grado de llegar a contar con más de 20 mil habitantes.
Se contaba con club social, hospital y hoteles, lo que reflejaba el desarrollo de la comunidad a la que llegaron personas originarias de Alemania, España, China y Estados Unidos.
“Todo tenía, tenían su lugar de recreación, tenían cancha de tenis, un casino, hospital, hoteles a donde llegaba un gran número de personas”.
Incluso, dijo, en el centro recreativo era visitado por Francisco Villa en la época de la Revolución, quien convivía con los directivos y jefes de la compañía.
“Estaba rodeado de gente de alcurnia, incluso le ponen traje, jefes y dueños de la empresa”.
Francisco Villa, convivió por mucho tiempo en Mapimí, pues en este lugar contaba con un compadre, en donde llegaba y se instalaba por varios días.
“Villa se la pasaba con él, no tomaba, pero le gustaba bailar, era su aparato y estaba días y días aquí”.
Prueba de ello, son las fotografías que se encuentran en exposición en el Museo de la ciudad, en donde son varias las gráficas en donde Francisco Villa aparece acompañado de Francisco I. Madero, así como de directivos de la Compañía.
La naturaleza, su historia y las fincas que rodean el lugar, transportan a los visitantes al pasado, pues a los alrededores de la Plaza principal se encuentran las edificaciones antiguas que guardan los secretos de quienes habitaron este lugar.
Actualmente se encuentran algunas edificaciones en rehabilitación, mismas que forman parte del patrimonio cultural, sin embargo, señalan algunos de sus pobladores, no han podido concluir por el retraso en los recursos.
Crecenciano Vargas Valdés, director de Arte y Cultura, manifiesta que es en una de las casas antiguas en donde se encuentra el Museo que guarda la historia en sus diferentes épocas, el cual es visitado por un gran número de personas que acuden de otras parte de la región y del país, así como del extranjero.
Para fomentar la cultura en niños y jóvenes, se imparten talleres y cursos de manualidades y lectura, los cuales se realizan en el Museo, ante la falta de espacios para la instalación de una Casa de la Cultura.
Mencionan que actualmente la administración que encabeza Marisol Peña, busca la creación de un recinto cultural, por lo que se están realizando gestiones para poder concretarlos, entre ellas con la empresa Peñoles, quien ha manifestado su interés de ayudar al municipio.
“Por lo pronto hemos habilitado el patio del Museo en donde estamos impartiendo una serie de talleres y otros estamos dándolos en las instituciones”.
Confían en que con el apoyo de instituciones privadas, así como del Gobierno del estado, puedan concretarse proyectos para conservar la historia que tiene el pueblo mágico de Mapimí y fomentar la cultura entre los niños y jóvenes.
Y a pesar de que está por cumplir 7 años de que fue nombrado Pueblo Mágico, Mapimí requiere de recursos y apoyos para poder seguir brindando a los visitantes la belleza e historia que tiene este lugar, tales como edificios que forman parte del centro histórico con más de 400 años de antigüedad, el Pueblo Fantasma de Ojuela, una mina abandonada, así como los grandes paisajes desérticos.
Por varios años, los pobladores han estado a la espera de contar con un transporte público, que beneficie tanto a los habitantes de este lugar, como a los turistas, ya que el único medio de transporte con el que actualmente se cuenta, son los taxis.
Dentro de los lineamientos que se establecen para un Pueblo Mágico, los Municipios deben contar con una serie de requisitos, entre ellos, las condiciones de conectividad y comunicación, así como rutas fijas del transporte público.
Aseguran que se realizan gestiones por parte de la administración para que empresas puedan brindar el servicio desde Mapimí hasta la ciudad de Gómez Palacio, por lo que confían en que pueda concretarse.
Los habitantes de Mapimí quieren seguir compartiendo las maravillas naturales, la historia y cultura que tiene su municipio, un Pueblo Mágico.
