Hay dos cuestiones clave que podemos explotar durante nuestros encuentros eróticos: una es la posibilidad de prolongar el placer haciendo uso de diversas posturas y la otra es la fuerza que tengamos en nuestros cuerpos para poder mantener un ritmo constante en esos acomodos determinados. No hablo de tener bíceps marcados o un abdomen de lavadero, sino de contar con buena flexibilidad y saber manejar los músculos que conforman el piso pélvico y son como un sostén que se conecta a la parte delantera, posterior y los laterales del hueso pélvico, por lo que sostienen la vejiga, el recto y los genitales internos.
Normalmente no somos conscientes de esta zona de nuestro cuerpo, salvo aquellas veces en que tenemos tantas ganas de orinar que nos vemos en la necesidad de “apretar” estos músculos. Las mujeres los conocemos mejor después del parto, cuando es vaginal, pues es básico saber controlarlos a favor de la salida del bebé y, muy importante, trabajar su recuperación tras el nacimiento.
Ese no es, sin embargo, el único instante en que debemos procurarlos. De hecho, un regalo que se podrían hacer tanto hombres como mujeres es ejercitarlos desde la juventud (aunque nunca es tarde para ello), pues así serán capaces de apretarlos o soltarlos a placer, con mayor o menor intensidad, con ritmos y presiones determinadas, lo cual ayuda muchísimo —pueden imaginarlo— durante la penetración, así como en la estimulación oral y manual.
La forma más popular para ejercitar los también llamados músculos pubococcígeos es haciendo los ejercicios de Kegel, los cuales consisten en apretar y soltar esa parte del cuerpo. Lo más cómodo es realizarlos teniendo la espalda y los codos apoyados en una superficie dura para poder levantar la pelvis, mantenerla en el aire, regresarla a su lugar y hacer tres series con diez elevaciones así.
Podemos realizarlos en cualquier lugar: estando sentad@s en la oficina, en el Metro, en una sala de espera, y también durante la micción, deteniendo a voluntad el chorro de orina.
Otra opción es usar modelos de juguetes sexuales diseñados para las mujeres. Al ser embajadora de Cherish, me dieron a probar el Bloom Kegel Balls, integrado por una base vibratoria con tres pesos diferentes para trabajarlos de manera progresiva y así ir tonificándolos. Lo mejor de este producto es que tiene una vibración generada tras cargarse vía USB que sí produce sensaciones maravillosas en el interior de la vagina, pudiendo llevar al orgasmo a sus usuarias, pues se estimulan a la vez los Puntos A, P, U, K y G. ¡Riquísimo!
Su costo es de $2,999; les recuerdo que pueden hacer uso de mi diez por ciento de descuento como embajadora. Lo encuentran en https://www.cherish.mx/producto/bloom-kegel-balls/. En su carrito de compra integren el código de descuento veronicamaza y sean felices procurando esa maravillosa zona de nuestra anatomía.
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El Picasso más erótico en exposición
No debe haber sido fácil ser Pablo Picasso. O tal vez sí. Creo que lo importante al crear arte es sentirse libre, y si bien se ha creído que al pintor le costó trabajo entrar en la era contemporánea porque vivía alejado de los movimientos artísticos que surgieron después de la Segunda Guerra Mundial, el cubista supo encontrar una veta, en su octava década de vida, que lo enfrentara a un reto nuevo en su carrera. Así, se encerró en su castillo y se dedicó a dibujar. De ese encierro surgieron obras que muestran un alto erotismo aunque siguen la línea de la labor plástica del malagueño.
Hoy, la Fundación Bancaja de su país presenta Picasso. Modelos del deseo, con grabados cuya línea conductora es el deseo como motivación de la creación artística. La exposición reúne una selección de 228 obras, datadas entre 1961 y 1972, que se muestran junto a 35 fotografías tomadas al artista entre 1944 y 1969 procedentes de los fondos del Museu Picasso de Barcelona.
Entre ellos se encuentra la Suite 347, mostrada pen el otoño de 1968 por primera vez al público, en la galería Louise Leiris, de París. se habilitó una sala privada, de acceso restringido a adultos, para exponer una serie de dibujos eróticos que reflejaban la pasión del pintor Rafael con su amante Formarina.
Además de la escena sensual obvia, con senos al desnudo, es interesante la presencia de curiosos voyeurs como sacerdotes, saltimbanquis, el propio Picasso, Miguel Ángel o su habitual grabador, Aldo Crommelynck. Además, Pablo ofrece todo tipo de formatos, lo que permite disfrutar del genial artista a pequeña escala o en grandes dimensiones.
En la exhibición también se pueden observar grabados con temas recurrentes en su trayectoria, como lo que acontece en los burdeles, las odaliscas, Adán y Eva, el circo, retratos de mujer, la Celestina y más. Las fotografías expuestas están firmadas por David Douglas Duncan, André Villers, Jacqueline Roque, Robert Capa, Edward Quinn, Michel Sima, Lucien Clergue y Roberto Otero.
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