Justo en momentos legislativos donde el Presidente cumple su promesa de campaña para eliminar el fuero presidencial (equivalente para algunos a darse un tiro en el pie), surgen arrolladoras y apenas filtradas hasta ayer al periódico La Jornada, las palabras del general Carlos Gaytán Ochoa pronunciadas en un desayuno de las fuerzas armadas que presidió el titular de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval, el día 22 del presente mes de octubre.
“En México, la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda que acumularon durante años resentimiento (…) Los frágiles contrapesos existentes han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo que propicia decisiones estratégicas que no han convencido a todos para decirlo con suavidad”.
Palabras de reproche, severas, presagiadoras de negros nubarrones en el horizonte donde convergían hasta hoy la sociedad civil y el profesado apoliticismo relativo de unas fuerzas armadas que salvaguardaban la institucionalidad de la democracia mexicana. Palabras “axiológicas” cuyo destino apenas disimulado es la 4T y sus “corrientes pretendidamente de izquierda” (¡!) y contra el mismo Presidente sin nombrarlo por su nombre: Andrés Manuel López Obrador.
Palabras que en la edición del 30 de septiembre hacen que La Jornada en su famosa “Rayuela” de la contraportada formule una pregunta que todo lo resume: “¿Qué está pasando en las fuerzas armadas?”. Señal inequívoca que el Ejército, en episodio inédito de inéditos, ha tomado partido en la arena política y manifiesta en público y sin ambages su descontento, interpretado por el general Gaytán nada menos que ante los altos mandos reunidos en las instalaciones de la Sedena: “Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que cada uno de los aquí presentes, fuimos formados con valores axiológicos sólidos que chocan con la forma con que hoy se conduce el país”. ¿Chocan los valores axiológicos del Ejército con los que conducen la 4T? Sí. Eso dijo textual.
Ir más al grano imposible.
El general Gaytán no es un improvisado. Preside en la actualidad el Comité de Control y Desempeño Institucional de la Sedena, pero en el pasado reciente con Cresencio Sandoval en 2012, aspiró a ocupar la titularidad de la dependencia y antes ha ocupado cargos como subsecretario y jefe del Estado Mayor, jefe de las zonas militares de Nayarit y de los Altos de Chiapas, agregado militar y representante de México ante la Comisión Interamericana sobre Terrorismo e integrante actual del grupo de coordinación del gabinete de seguridad nacional.
Pero más allá de su nutrida hoja de servicios, Gaytán Ochoa no quiso dejar duda alguna respecto a nombre de quiénes hablaba: “Para expresar algunas preocupaciones que, en virtud de la situación actual, sin duda, compartimos los aquí presentes: mis comandantes, mis maestros, mis amigos”.
Por boca de Gaytán, las fuerzas armadas externaron su agravio: “Nos preocupa el México de hoy. Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados”, si bien dejó al imaginario colectivo los motivos específicos por los que la tropa y mandos se sientan tan “ofendidos” como dice.
Parte él mismo de las contradicciones que señala a la 4T, reconoce por una parte que México tiene un gobierno que representa a 30 millones de mexicanos, cuya esperanza es el cambio, pero acota dicho cambio a “subsanar” lo que ellos (sic) consideran un déficit del Estado para dicho sector poblacional. Entiéndase que los pobres “dicen” que el Estado se las debe, “dicen” tienen un déficit con ellos.
Y una y otra vez aunque reconoce la legitimidad del mandato de AMLO (“no podemos soslayar que el hoy titular del Ejecutivo ha sido empoderado legal y legítimamente”), de igual manera asume como propio el discurso opositor de la derecha y pone en entredicho al régimen de la 4T (“…es también una verdad inocultable que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes han permitido decisiones estratégicas que no han convencido a todos”). No explica por qué debían “convencer a todos” y menos quiénes son “todos” en último caso.
Gaytán vacunó sus palabras “cuidándolas” y “tratando de mantenerme dentro de la disciplina a la que estoy obligado”, pero pone sobre aviso a la sociedad respecto a que “el alto mando enfrenta desde lo institucional, a un grupo de halcones que podrían llevar a México al caos y a un verdadero Estado fallido”.
Diagnóstico tremebundo que sin embargo no aclara su fuente: ¿Cuáles son esos halcones que “desde lo institucional” (sic) quieren llevar a México al caos?
Como en el teatro cabe decir que ésta es la segunda llamada de las fuerzas armadas. La primera fue apenas el 3 de octubre, cuando el jefe del Estado Mayor de la Sedena afirmó ante representantes de EU que el Ejército “está en un proceso de desgaste muy fuerte”. ¿Vendrá la tercera y… comenzamos?
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