Por: Samuel León Sáez
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Cuando los grupos criminales encuentran algún obstáculo para explotar refinerías, terminales o ductos, pueden adaptarse rápidamente cooptando a individuos con el conocimiento requerido (empleados de diferentes áreas de PEMEX, por ejemplo) y modificar sus operaciones con eficiencia y bajos costos. Esto incluye una gran movilidad para robar hidrocarburos en otras plazas, un fenómeno que han cubierto cabalmente distintos medios locales. Petróleos Mexicanos en su reporte anual a la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos reconoció a finales de 2018 el desafío que representa la “sofisticación y amplitud de estas redes ilegales” involucradas en el tráfico de combustibles.