Dicen que las comparaciones son odiosas y también frecuentemente inexactas, pero, la verdad, parece que a veces los gobernantes se contagian unos a otros y utilizan un lenguaje bastante parecido. Si no, solamente hay que haber visto el video de la postura asumida por el gobernador Enrique Alfaro en torno a la epidemia de dengue, que sonó más a “regañiza” generalizada, dedo flamígero incluido, que a la voz serena y orientadora que tanto hace falta en estos casos. Dada la inconformidad social ante al menos aparente pasividad e imprevisión de las autoridades sanitarias -vaya que bien justificada-, Alfaro arremetió con todo contra sus “adversarios”, los “medios manipuladores” y los que quieren sembrar “miedo” por razones políticas.
Seguramente las “mañaneras” terminan por afectar el cerebro y empiezan a adoptarse frases y excusas para todo. Es fácil la salida. Sin embargo, ciertamente no se puede culpar a las autoridades de cuestiones como los diversos factores que han propiciado la creciente incidencia de la enfermedad y sus directos transmisores, mosquitos que se generan precisamente en los cacharros de las casas, cualquier lugar que sirva de recipiente, incluso en pequeñas cantidades de agua limpia. Lo que sí y como lo reconoció el secretario de Salud sin duda la no contratación de 200 brigadistas para fumigar y descacharrizar previo a la temporada terminó como resultado con lo que hoy se vive.
Nadie piensa que los mosquitos andan en el complot por el futuro político del gobernador y los emecistas o los de cualquier proyecto político. Al Gobernador cada vez más parecen molestar los señalamientos de todo tipo y su respuesta suele ser dura pero inconsistente. A propósito de la inseguridad manifiesta, también en la semana se vio incluso optimista porque, afirma, el consejo de seguridad tiene información verídica en cuanto a la disminución de varios delitos importantes, especialmente en el rubro de patrimoniales. Pero de ahí a señalar que “vamos por buen camino” hay un trecho bastante grande y la profundidad de un oscuro túnel en el que los “otros datos” ponen más en relieve la criminalidad, principalmente con la suma imparable de homicidios, armamentismo en las calles y sicarios que se dan hasta el gusto de “rafaguear”, así, sin más, a policías simplemente patrullando. En tanto, “la bien planteada” Policía Metropolitana no termina de destrabarse y sigue atorada en lo que ya sabíamos, o sean los recursos de cada municipio para sufragarla.
Sin embargo, en el caso del dengue, aseguran los especialistas irá todavía empeorando en los próximos dos meses. Cierto, muy cierto que la población misma debe tomar conciencia y aplicar las medidas preventivas a su alcance. Pero se necesita que el gobierno, en vez de buscar a quienes lo “atacan”, centre su esfuerzo en procurar toda clase de alianzas, en su caso de manera muy importante con los mismos medios de comunicación, para difundir las medidas necesarias y orientar a la población sobre cuidados y tratamientos disponibles para prevenir, aliviar y curar el dengue. Esto sería mejor que la misma cantaleta que se está haciendo costumbre, además de ver “complots” y señalar culpables. Los mosquitos, claro, no tienen color ni partido.
