La primera secuencia de Kursk (Atrapados) de Thomas Vinterberg nos recuerda su película Festen (La celebración). Realizada en 1998 como aporte al “manifiesto” Dogma 95 y según el “voto de castidad” que él y Lars von Trier habían formulado en pro de un cine danés libre de la “contaminación” de Hollywood, Festen observa una comida de cumpleaños de un patriarca danés durante la que se descubren oscuros secretos de familia. En Kursk la fiesta con la que empieza la película corresponde a una boda rusa en la que no sólo conocemos a los personajes principales del filme sino que los observamos festejando la vida, la camaradería entre jóvenes de la marina rusa y el inicio de un matrimonio que promete un futuro feliz. Poco después, una orden de entrada en acción los lleva al submarino dónde una maniobra provoca un accidente y trunca los sueños y proyectos que los hombres celebraban en la boda. La película está basada en hechos reales recogidos en el libro A Time to Die: The Untold Story of the Kurks Tragedy de Robert Moore y un guión de Robert Rodat. El accidente del submarino ruso con 118 hombres a bordo en agosto del año 2000 mantuvo en vilo a gobiernos, ejércitos y medios que seguían las noticias y especulaciones acerca de la posibilidad de rescatar con vida a la tripulación. El filme describe lo que pudo haber pasado a bordo, dónde 23 marinos habían sobrevivido al accidente, mientras que el ejército ruso y Putin, como recién nombrado jefe de estado, tardaron en reaccionar e incluso rechazaron el ofrecimiento de ayuda por parte de otros países. Cuando por fin se pudo llegar al submarino fue demasiado tarde. Los aciertos del guión de Rodat y la dirección de Vinterberg crearon un filme que habla de una catástrofe pero evade por completo las convenciones del género. Al mostrar los diferentes niveles de dramas humanos, sociales y políticos que provoca la situación desesperante del submarino, el filme construye dramas y tragedias que suceden a ras de la tierra, en el fondo del mar y en las altas esferas de la burocracia militar y la política internacional. En cada nivel el suspenso, el drama, el dolor y la resistencia tienen rostro y voz humana y social: Las esposas e hijos de los marinos se enfrentan con las autoridades, los sobrevivientes en un compartimento aislado del submarino se desesperan en busca de estrategias de sobrevivencia y comunicación. Suspenso e impotencia también se viven en el extranjero desde dónde se pretende apoyar una misión de rescate. El elenco europeo, el idioma inglés y un sensible trabajo visual y musical por parte de Vinterberg y Alexander Desplats, acentúan el impacto de la dimensión humana del filme coproducido por Bélgica, Luxemburgo, Noruega y Francia bajo la producción de Luc Besson. Kursk impacta con imágenes y dramas de impotencia que reconocemos en nuestro entorno.