Algunos comentaristas deportivos han señalado que el Club Deportivo Guadalajara S.A. de C.V. no tiene la plata para contratar, digamos, a un director técnico como Antonio Mohamed. Pues, no lo sabemos a ciencia cierta pero hay indicios de que en el equipo regentado por Jorge Vergara no sobran los billetes.
Yo en lo personal me he preguntado siempre qué tan buen negocio puede ser un club de futbol de los de media tabla. Y de los modestos me resulta todavía más misterioso e inentendible el tema: ¿alguien logra comprender, asimilar o digerir cómo estuvo lo de que los Tiburones Rojos de Veracruz (por cierto, ¿qué subespecie de escualo es ésa, la de ejemplares de color rojo? Los diablos —que no son especie animal, es cierto— sí que son rojos, pero… ¿los tiburones?) hayan soltado 120 millones de pesos para permanecer en la división de relumbrón de nuestra liga y no descender a esa tal categoría “de ascenso” de la que prácticamente nadie asciende?
Con esa lana te compras un rancho aguacatero en Michoacán, oye, y te pones a exportar a medio mundo y ganas toneladas de dólares. O, ya en plan desaforadamente populista y anti neoliberal, te haces de varias flotillas de taxis pirata y cobras jugosos réditos cada fin de semana.
Pero las ganancias de un negocio como el equipo de futbol de Veracruz simplemente no logro percibirlas ni anticiparlas en mi condición, enteramente ficticia, de inversor privado: estadios vacíos, anunciantes que no se anuncian, pobrísimos resultados deportivos… ¿Dónde está la utilidad?
Pero, bueno, volviendo a lo de Chivas, ya llegó el Flaco Tena a la dirección técnica del equipo histórico de la Perla Tapatía y a lo mejor comienza a enderezar las cosas en lo deportivo. Lo de la caja registradora es otro asunto pero a lo mejor una cosa lleva a la otra: triunfos clamorosos igual a ingresos jugosos. Esperémoslo, porque los aficionados como que ya comenzamos a impacientarnos.