Carlos Lomelí no solo es un cuadro importante del Movimiento de Regeneración Nacional, es el eje que mueve el occidente del gobierno federal y quien, hasta el viernes pasado, se veía como el más probable dolor de cabeza para el 2021 en el panorama político jalisciense actual.
Todo cambió a partir de una investigación periodística. Dos reporteras de Mexicanos Contra la Corrupción decidieron insistir y perforar la versión de pureza y transparencia de la Cuarta Transformación. El equipo de López Obrador debió -ante las evidencias periodísticas- cercenar el brazo antes de que la gangrena llegara al centro.
No fue fácil, más cuando el camino parecía muy claro. No obstante, podría existir una salida decorosa en donde una renuncia proseguida de una investigación podría lavar la imagen del superdelegado y catapultarlo a cualquier candidatura soñada. (Obviamente, la primera en atacar sería Zapopan, en espera que el candidato a jugar no recibiera los parabienes de la gestión del alcalde Lemus y, por ende, le diera mejores oportunidades de juego).
Pero nadie esperaba que, en un afán curiosamente protagonista, Irma Eréndira Sandoval.
Desde el viernes, la secretaria de la Función Pública decidió que el caso Lomelí era una gran oportunidad para demostrar como su equipo y la 4T luchan contra el conflicto de interés.
Las críticas hacia el protagonismo -inútil, innecesario, absurdo- se dieron incluso desde los simpatizantes de presidencia. Las respuestas de la secretaria -desafiantes, soberbia, fuera de lugar- también.
Pero la confrontación y adopción de Sandoval de la investigación solo traerá malas noticias para MORENA.
La ecuación es sencilla: si la investigación confirma lo que los reportajes arrojaron, el Movimiento tendría que responder a sus votantes por qué no hicieron una mejor labor de selección de cuadros, en qué momento se enteraron que su superdelegado aún jugaba con doble cachicán y cuántos más de su equipo -y que aún están dentro de la estructura del partido, del gobierno o de las alcaldías- tienen los mismos problemas.
Por el lado contrario, si el resultado absuelve al empresario y distribuidor de medicamentos, la secretaria Sandoval deberá explicar los porqués de su actitud desafiantes, inquisitoria y casi culpatoria hacia un miembro de su partido. Más aun, la descalificará para dar a conocer investigaciones ya que el modo con el que informó a la opinión pública de esta terminó por ser un tiro por la culata.
La otra opción es tortuosa: dejar pasar. Que el tiempo sepulte las acusaciones y distraer a la opinión pública con otros asuntos que sean brillantes, deslumbrantes. Como sea, los cuadros de Morena se metieron en un triste espectáculo donde alguno perderá. Todo por el protagonismo de quien, en su actuar, debería ser más prudente y discreto.
Característica que, por desgracia, no existe en estos tiempos modernos de la 4T.
Portapapeles
Y, si no me creen, vean a SanJuana Martínez y su entrevista con Julio Hernández. Puede que sea una extraordinaria periodista, pero que ella se califique de esa forma ahonda la crisis de la agencia de noticias que hoy dirige.