Días antes de asistir a la reunión del Grupo de los 20 (G20), Vladímir Putin, presidente de Rusia, concedió una sorpresiva entrevista a The Financial Times, quizá el periódico financiero más influyente a escala mundial.
La entrevista giró en torno a un tema en particular: el fin de la democracia liberal. Según Putin, se han agotado los valores que rigieron a las democracias occidentales durante siglos, y que fueron evolucionando hasta sostener regímenes como la Unión Europea.
Para el presidente ruso las cosas han cambiado, y tiene fuertes motivos para sostenerlo. En tiempos recientes, con la elección de Donald Trump en Estados Unidos y de Víktor Orbán en Hungría, por nombrar algunos ejemplos, los sistemas de gobierno han mutado hasta convertirse en iliberales; es decir, en lo opuesto a lo que estamos acostumbrados.
Adiós a la migración entre países. Adiós al respeto de los derechos humanos de los migrantes. Adiós a las reglas que sostienen a los sistemas democráticos, aquellas aceptadas durante siglos. Un voto ayer no vale lo mismo que un voto hoy.
La nueva ideología mundial, que busca, y en algunos lugares ha conseguido, destronar al liberalismo como ethos dominante, no encuentra espacio para lo distinto. Lo que debe regir ahora es la protección de las comunidades con valores homogéneos. Lo tradicional, lo que sea que este concepto pueda significar. Y el nuevo régimen debe estar dispuesto a alterar las reglas para conseguirlo.
En México comenzamos a ver pulsiones de este tipo en ambas pistas, la migratoria y la democrática. Según los datos más recientes, la mayoría de los mexicanos están contra la migración y quiere castigos severos para los indocumentados que llegan a nuestro país. Y en Baja California se ha llegado al extremo, apoyado por la dirigencia de Morena, el partido dominante de nuestro sistema político. A pesar de que el nuevo gobernador fue electo para un período de dos años, los diputados han optado por violar las normas democráticas más básicas y extenderlo a cinco. Esto porque, según la presidenta de Morena, la gente está cansada de las elecciones.
Las democracias liberales del mundo están en jaque. Y no parece haber nadie dispuesto a defenderlas.
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