Ser maestro es tener claridad de lo que significa educar en el contexto de transformaciones sociales que vivimos en la sociedad mexicana, latinoamericana y mundial actual. La tarea de maestro es praxis, desde el lugar que ocupe en el sistema educativo, la reflexión y la acción son necesarias para transformarlo, sin ello, las sociedades están condenadas a la sedimentación, a la inmovilidad social.
Ser maestro en la actualidad es pensar con claridad la posición pedagógica que se expresa en cada momento de la práctica educativa. Como maestros, no podemos evadir la realidad del entorno escolar, al contrario, debemos articular lo social-comunitario con nuestra práctica, con el currículum, con los contenidos; finalmente, la esencia de la educación radica en ello y el maestro es elemento clave para lograrlo.
Ser maestro, es asumir una actitud de transformación, educativa y social. No es posible una tarea docente circunscrita al aula, a los libros de texto, al currículum oficial. La tarea del maestro debe ir más allá del salón de clase, trascender los muros de la escuela y mirar los escenarios sociales dónde viven y se desarrollan sus alumnos. Formar ciudadanía desde la escuela para la sociedad es sentar las bases de la transformación social.
Ser maestro es tener presente que tratamos con personas (niños, jóvenes, adultos) y no con objetos. Lo que enseñemos, lo que dialoguemos con ellos, puede llevarlos al fracaso por nuestra incompetencia didáctica o pedagógica, pero también podemos contribuir con nuestra responsabilidad y conocimiento a que sean personas de beneficio en su sociedad.
Ser maestro es pensar de manera abierta. El maestro debe estar permanentemente disponible a repensar lo pensado. A cuestionarse siempre sus posiciones y actitudes, su saber y su enseñanza. Pensar abiertamente significa escuchar al otro para dialogar, para construir juntos. Eliminar los dogmas del pensamiento permite un dialogo sensible a la realidad social y educativa, además de hacer emerger una cualidad que debe ser inherente a la función docente: la humildad.
Ser maestro es ser intelectual y transformativo. El maestro debe tener claro que lo pedagógico es político. Que el dispositivo curricular oficial expresa finalmente los intereses ideológicos y políticos, además de una lucha por las relaciones de poder, por ello debe someterlo a un análisis y critica permanente. Pensar y transformar el curriculum entonces, es considerarlo como un proyecto social fundamental para humanizar a los alumnos y a ellos mismos. Considerarlo como un dispositivo para superar las injusticias económicas, políticas y sociales. La tarea intelectual de maestro tiene este sentido y no otro.
Ser maestro entonces, por lo que implica su función, es una profesión que debe ser reconocida en todas sus dimensiones. La condición laboral e institucional debe ser mejorada sustantivamente. La valoración social debe ocupar un lugar relevante. Las aspiraciones de transformación social, tiene en los maestros a importantes aliados si se les provee de una formación sólida y salarios justos. No es posible pensar en la transformación social con docentes olvidados a su suerte y a sus posibilidades individuales. La educación es tarea colectiva.
¡Felicidades a todos los maestros y maestras!
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