La activación de la primera contingencia ambiental por contaminación del aire desde que Hidalgo pertenece a la Megalópolis es una llamada muy seria de atención para todos los habitantes del estado, principalmente para los que se encuentran en las zonas urbanas.
La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) informó ayer por la noche que se mantiene la Fase 1 de contingencia ambiental por ozono y por partículas PM 2.5 en el Valle de México, alcanzando registros muy altos hasta la zona de Tizayuca, así como en la región de Tula donde se concentra la industria.
De acuerdo a las autoridades, la situación es debido a los altos índices de contaminación por partículas finas, resultado de incendios en esta cuenca atmosférica y en sus alrededores. Sin embargo también es parte de la falta de prevención y cuidado al ambiente.
No es que los ciudadanos provoquen la mala calidad del aire, pero sí propician que se aumente con el uso cotidiano del auto, con la emisión permanente de gases de efecto invernadero, así como con la mala disposición de los residuos que se evaporan y contaminan el aire que respiramos.
Ayer en Pachuca se llevó a cabo una sesión extraordinaria del Comité Técnico de Contingencias Ambientales donde se determinó la activación de la Contingencia Ambiental Fase I en la capital y Mineral de la Reforma.
Estamos hablando, según cifras estatales, de al menos 557 mil habitantes que están respirando mala calidad del aire desde hace dos días por lo que Hidalgo se suma a las medidas de prevención ante la emergencia.
El asunto va más allá a mi consideración puesto que también hemos minimizado la importancia del cuidado a la ecología y el trabajo que se realiza en escuelas, colectivos, organizaciones, la Secretaría de Medio Ambiente del estado y las dependencias federales a quienes se les debe dotar de más recursos y poner en un papel más importante.
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