La obscenidad propia de nuestras liguillas ya hizo su travesura, y se la aplicó al Cruz Azul. Tal parece que para los cementeros, 2 por 2 es 22.
¿Por qué? Pedro acaba de afirmar que ahora, ya eliminados en Cuartos de Final, están más cerca del título.
¿O sea, qué; no entiendo? En diciembre pasado, al menos jugaron la final y no perdieron en la ida. Ahora, fueron eliminados en la primera ronda. Ya no comprendo lo que significa estar cerca o lejos de qué.
El que merece y debe ser campeón es León. Aquí no cabe la tradicional expresión de “favorito”. Es más que favorito por lo que todos ya conocemos de estos verdes. No importa Ambriz si es líder o no. Este plantel está por encima de todos los nombres.
Dos partidos ganados en la primera fase de liguilla, el buen futbol desplegado siempre, tantas victorias consecutivas y récord de puntos logrados en 17 fechas, todo eso junto lo nombran y le asignan méritos suficientes para tener que ser campeón.
Nuestras liguillas son exigentes con todos. Ha habido casos donde el campeón (por ejemplo cualquier # 8) no ha hecho lo suficiente para merecer. Hoy, León hizo todo. Casi nada más por eso, tiene, debe y merece ser el campeón.
El que se oponga a esta simple y sencilla idea, tendrá razones para estar en contra pero demostrará rencor y estricto apego a tener que cumplir las normas y los protocolos que marcan los procesos para asignar al campeón.
Bendito León que nos puso el ejemplo en todo, a todos y en cualquier lugar. A su rival de semifinales (América) lo hizo pedazos en el Azteca. No todos los partidos son iguales, y hay que jugarlos.
Pero existen antecedentes de que el verde es mejor que el amarillo y que todos los colores. Los regios, volverán a gozar su propia final. Probablemente ya estén hartos de eso. Esperemos se brinden.