Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, difundió por medio de su Twitter, que han sido congeladas las cuentas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, presuntamente por actividades vinculadas a acciones de corrupción; además acusa a la UAEH por conflicto de intereses y venta de hidrocarburos robados.
Esta decisión permitió bloquearles 224 cuentas sin notificación alguna, incluida la de recursos públicos, provenientes de la Tesorería de la Federación así como las del pago de nómina de administradores, maestros y empleados de la Universidad.
Ante esta situación, se ha visto perjudicado severamente el prestigio de esta casa de estudios, dañando así a los siete mil quinientos trabajadores en activo; no solo eso, también pone el riesgo la economía de la ciudad de Pachaca, por ser el lugar de residencia de la mayoría. Nadie se opone a la lucha en contra de los actos ilícitos, pero se debe considerar no poner en riesgo el interés de terceros.
Hoy, se observa que la autoridad correspondiente no ha distinguido este punto clave, se esfuerzan por acabar con la corrupción, aplastando no solo a los delincuentes, sino a personas inocentes que no tienen nada que ver con el tema. Solo generan metáfora para la injusticia y rompen aún más el tejido social, alterando la inconformidad de los ciudadanos.
Tal vez la intención de Santiago Nieto es buena, pero su mala estrategia no le llevará a buen fin, dejando de lado todo lo que implica combatir el verdadero fenómeno de la corrupción en las finanzas públicas.
Se observa que no es solo una mala estrategia, sino una decisión política para acabar con la UAEH. Ambas ponen en alto riesgo a un sector importante en el estado de Hidalgo, llevándolo a ser un actor rebelde contra el nuevo régimen.
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