Triunfará el sentido común sobre la impunidad? Hace unos días, caminando detrás de la presa de La Boca, me quedé asombrado con el progreso de una pedrera sobre la ladera del cerro.
Tanto me llamó la atención que pasé varias horas observando la cantidad de camiones y personal que trabajan allí. Una película que se vuelve trágica si al fondo detectas la Cueva de los Murciélagos como víctima colateral de la voracidad económica de nuestros empresarios y políticos.
¿Por qué señalo políticos? La pedrera está a solo 750 metros del santuario natural más importante de México (más de 5 millones de murciélagos) y lleva años operando bajo el amparo de las autoridades estatales. Y aunque el Congreso ya aprobó que se declare área natural protegida, extrañamente no ha sido publicado en el periódico oficial y la medida está congelada.
El panorama encabrona más si sabemos que cualquier pedrera debiera respetar una zona de amortiguamiento; es decir, una distancia específica donde no debe haber ni colonias, escuelas, aéreas protegidas o cualquier otro emprendimiento que no tenga algún tipo de relación industrial con la pedrera. ¿Sabes de cuánto debería ser la distancia de seguridad? ¡tres kilómetros! Sí, tres, lo que demuestra que los ínfimos 750 metros que separan a la cueva de la pedrera son una burla y no resistirá ningún análisis serio para declararla como área natural protegida.
Conclusión: 1+1=2 = a un gobernador estatal que a pesar de anunciar hace tres años que cerraría la mayoría de pedreras, hoy permite que una de las que más obscenamente perjudica a nuestro ecosistema siga operando con impunidad.
Y perdón que lo escriba así, pero no acepto que me digan que opera legalmente porque cumple "las medidas de seguridad" cuando claramente violaría otras leyes que impactan sobre nuestras vidas, y la flora y fauna de Nuevo León.
Twitter: @santiago4kd