Cedió y se dio. La CNTE lo trae acogotado y le pasa por encima, cuantas veces quiere, con amorosa alegría, y regresa por sus fueros. El trato de campaña fue: votos contra privilegios.
El bloqueo de vías férreas por más de un mes, con absoluta impunidad, fue solo una probadita para dejar en claro quién está arriba. La Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación cumplió y no se va a dejar chamaquear. Los hechos hablan: hasta hoy, el único caso en que el nuevo gobierno cede poder es frente a esa agrupación minoritaria y violenta de maestros. Sus dirigentes deben reír a mandíbula batiente cuando en “las mañaneras” son acusados de conservadores. Sus 40 legisladores en curules de Morena igual pueden ser aliados impensantes que agudos clavos en el zapato presidencial. Sus vínculos con otras organizaciones radicales, nada educadas en la legalidad, la hacen temible.
Imagine usted cuál será el pánico que paraliza a quien el 1 de diciembre protestó guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, que ahora, con un memorando, ordena a sus subordinados violarlas, para asegurar a sus contratantes que les cumplirá.
Al margen de sus errores, al gobierno de Enrique Peña no se le puede regatear el haber quitado a la CNTE el control de la nómina magisterial, el hacer efectivo el descuento a los maestros faltistas y llevar a cabo los procesos de evaluación docentes. En 2017 se evaluó 100 por ciento en Guerrero, 97 por ciento en Michoacán, 90.3 por ciento en Oaxaca y 99 por ciento en Chiapas, los estados con mayor presencia de la Coordinadora. Los maestros que reprobaron tres exámenes consecutivos no fueron echados a la calle, se les colocó en tareas administrativas. La reforma vigente no es punitiva, simplemente reubica a los ineptos, sanciona a los faltistas y denuncia ante los tribunales actos punibles.
La legislación actual requiere cambios, pero regresar los privilegios a un grupo de maestros, minoritario y violento, es un atraco a la educación pública y una condena infame a los niños y jóvenes de escasos recursos económicos pero de gran potencial humano.
¡Qué ironía: el gobierno que se fue —considerado débil— logró lo que le resulta imposible mantener al que llega con todo el poder y la gloria! ¡Y todo por un arreglo electoral entre sinvergüenzas!
El grupo de diputados del PAN defendió el derecho superior de los educandos, los demás se agacharon. Veremos cómo acaba en el Senado, porque la minuta lleva gato (o ganso) encerrado: los llamados “procesos de selección” se determinarán en la ley secundaria al arbitrio de Morena, y puede terminar en rifas, tómbolas o consultando a la madre Tierra.
Adendum: no se preocupe por el cerro conservador, neoliberal y fifí que “apareció” en Santa Lucía, la SCT le pondrá de manera permanente en lo más alto a un funcionario honesto, con franela roja, diciendo “viene, viene".