La Copa Mundial ganada por los franceses ofreció al futbol un salvoconducto para justificar un estilo de juego que disciplinaba el talento sometiendo a uno de los equipos más talentosos del campeonato, en función de un resultado. Francia obtuvo el reconocimiento de todos, más por el valor del título, que por la forma de conseguirlo. En el ambiente quedó una sensación de que pudo haber dejado al juego algo más que una monumental estadística. Con semejantes jugadores educados en una de las escuelas más refinadas del mundo, el futbol francés perdió la oportunidad de trascender mucho más allá del enorme resultado que consiguió. Entre los grandes poderes de un Mundial, está el de dejar huella, crear tendencia y promover una forma de entender el fútbol: tiempo después, nadie siguió a Francia. Contrario a ello, los equipos que dominan el juego tomando como referencia la Champions, un torneo que genera adhesión en todos los sentidos, practican un juego que libera el talento en lugar de reprimirlo. Al futbol del Barça, vigente durante un década, se han sumado contra viento y marea la tradicional cantera del Ajax, el generoso estilo del Liverpool y la innovadora propuesta del Tottenham. Todos estos equipos, han preferido ganar dejando algo más que un título. Al final del camino la frialdad de los números, que se resume en títulos, intentará que esta corriente sufra los agravios que persiguen a aquellos equipos que intentan jugar con una idea trascendental: ser recordados. En los cuatro semifinalistas de Champions existe esa audacia por la belleza que tanto le faltó a Francia, abandonando una ocasión histórica de ser querida por su juego. El Mundial fue incapaz de crear una corriente que cambiara el futuro del juego, pero el futuro campeón de Europa, sin importar cuál sea, ya logró que esa tendencia en la que la gracia y el talento para jugar son fundamentales para cautivar al público, sea la triunfadora. El debate sobre los resultados que se consiguen jugando de una u otra manera, permanecerá toda la vida. Pero siendo sinceros, se agradece mucho más que aquellos equipos que eligen entretener por encima de todo, sean los que dominen el deporte, sin importar de cuál se trate...
