Dos jóvenes mueven con sus manos bloques de hormigón gigantes, que pesan entre 6 y 25 toneladas; una especie de Legos grises redondeados que embonan con suavidad unos con otros. Crean paredes con un suave y esponjoso material que es ni más ni menos que concreto. Se trata de un modelo para desafiar la relación entre la masa de los materiales y el esfuerzo físico que demanda cualquier construcción, explorando el movimiento y ensamblaje de objetos pesados a escala real.
La escena se puede ver en el video ‘Walking Assembly’, que muestra el resultado de un proyecto que nació de la alianza entre el despacho Matter Design Studio de EU y el Cemex Global R&D, el centro de innovación y desarrollo de nuevas tecnología de materiales que tiene la multinacional en Brügg, Suiza. Desde 2001 este hub científico cuenta con ingenieros, geólogos, químicos, arquitectos y antropólogos de 23 nacionalidades que investigan y generan nuevos materiales y futuros diseños estructurales.
Y, como en muchas otras disciplinas, en la construcción, el futuro obliga a descifrar el pasado, sobre cómo se lograron levantar muchas de las obras que hoy nos siguen asombrando: los gigantes moais de la Isla de Pascua, las dantescas rocas de Stonehenge o las pulidas estructuras de Machu Pichu.
El experimento se presentó en una conferencia TED hace pocos días y ha fascinado al mundo del diseño: mover a mano, como si fueran de hule espuma, pesadas formas sin usar grúas. El secreto de este increíble proyecto: peso y equilibrio.
Según explican los propios autores de ‘Walking Assembly’, “estos bloques de mampostería están hechos de concreto de densidad variable, lo que ayuda a los diseñadores a calibrar específicamente el centro de masa del objeto”, reza el documento de esta alianza en la que Cemex ha tenido tanto protagonismo, “además, las formas torcidas de las piedras sirven para que un simple gesto pueda cambiar el centro de masa y hacer que la piedra se mueva”.
El Cemex Global R&D, este centro científico con tonada regia y dirigido por el italiano Davide Zampini ya generó más de 50 patentes de nuevos materiales, aditivos y productos derivados del cemento. El año pasado por ejemplo, en alianza con la Universidad Politécnica de Turín presentaron un recubrimiento que reduce la temperatura de la estructura hasta en 8° C y con Pich Architects lanzó un ‘concreto climático’ para lograr el consumo cero de energía en el futuro Wellness Hub en Monterrey, el primer edificio 100 por ciento sustentable de América Latina.
México es, dentro de la OCDE, el país que menos invierte en Investigación y Desarrollo (menos de 1 por ciento del PIB). Sería interesante usar el caso de Cemex para extrapolar sobre los beneficios en productividad, generación de empleo y riqueza que genera el desarrollo de conocimiento.
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