Los centros penitenciarios federales se encuentran a 50 por ciento de su capacidad y algunos están cerrados, como el número 3 Noreste, ubicado en Matamoros, Tamaulipas, una de las entidades con mayor índice de violencia. Incluso, uno de los penales de máxima seguridad, el Altiplano, del cual se fugó Joaquín El Chapo Guzmán en 2015, tiene 33 lugares disponibles.
En el Cuaderno Mensual de Información Estadística Penitenciaria de la Comisión Nacional de Seguridad, hasta septiembre de 2018, el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 3 Noreste está cerrado por trabajos de remodelación desde 2016, y tienen una capacidad para albergar a 836 internos.
El penal federal 18 de Coahuila está a 90.23 por ciento de su capacidad, al contar con 2 mil 528 espacios, de los cuales solo están ocupados 2 mil 281.
Le sigue el complejo penitenciario de Islas Marías — desincorporado el viernes pasado para convertirse en Área Natural Protegida como lo prometió el Ejecutivo—. Este lugar contaba con una capacidad para albergar a 5 mil 106 presos, pero hasta septiembre pasado tenía 4 mil 417 lugares disponibles, es decir, que estaba en 86.51 por ciento de su capacidad.
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PROYECTO FALLIDO
Tras la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, el gobierno del ex presidente Enrique Peña Nieto proyectó 80 millones de pesos en 2016 para construir estancias para internos de mediana y alta peligrosidad en el campamento Laguna del Toro. El proyecto fue suspendido con Felipe Calderón al congelarse el presupuesto para los penales.
