Muchos lectores y seguidores me preguntaron si me había gustado el Super Bowl, y es que la mayoría me compartió que para ellos estuvo aburrido y les decepcionó. Mi opinión es que fue un partido muy estratégico, con una gran actuación de las dos defensivas, que se encargaron de neutralizar a dos de los mejores ataques de la Liga. Desde luego que hubiera disfrutado más un encuentro con muchos puntos, con volteretas y que se hubiera decidido en los minutos o segundos finales, como sucedió en los Juegos de Campeonato, pero bueno, las defensas también son parte de este deporte.
En mi análisis, me quedó a deber Sean McVay, un coach que a lo largo de la campaña había demostrado ser un estratega arriesgado, intrépido, sorpresivo, y que el domingo no se salió de su librito, no arriesgó en lo más mínimo. Su ataque nunca apareció y no hizo nada para contrarrestar la presión que sufrió todo el juego Jared Goff. Defensivamente, Carneros hizo un gran trabajo, porque eso de limitar a los Patriotas a 13 puntos, no es cosa menor, honor al coordinador Wade Phillips.
Asimismo, los nervios y la presión hicieron mella del joven Jared Goff. No respondió a la hora buena y falló dos pases clave para el resultado del partido, aquel que se tardó en lanzar cuando Brandin Cooks estaba solo en la zona de anotación, y por supuesto la intercepción, al precipitarse para deshacerse del ovoide.
También un misterio la situación de Todd Gurley. El coach dijo que no estaba lesionado, pero es un hecho que toda la postemporada la jugó muy por debajo de su nivel.
Ojalá que esta derrota le sirva a los Carneros, que aprendan de ella y regresen con más bríos el año entrante. Son un gran equipo, con talento y juventud en casi todas sus líneas.
Del lado de Nueva Inglaterra, le vayamos o no a este equipo, hay que reconocer que hemos sido testigos de una de las mejores dinastías en la historia del deporte. Llegar a nueve Super Bowls y ganar seis en 18 años es extraordinario, en una época donde mantenerse en la cima es muy complicado por la alta competencia, la agencia libre, la durabilidad de los jugadores. Y los Patriotas vaya que han sabido acoplarse a todo ello, comenzando con la confianza que el dueño ha tenido con Bill Belichick, y éste a su vez con Tom Brady. No se diga la manera de adecuarse al tope salarial, reajustando contratos y siendo precisos a la hora de reclutar jugadores, para lo cual Belichick es también un maestro.
El domingo Brady jugó por debajo de su nivel, pero le bastó poner un pase como él lo sabe a hacer, para que su equipo se acercara y consiguiera el único touchdown del partido. Al ataque lucieron Julian Edelman, a la postre elegido el MVP, y el corredor novato Sony Michel, quien consiguió primeros y dieces determinantes para terminar con las esperanzas de los Rams de recobrar el balón en los instantes finales. Su línea ofensiva lo protegió muy bien, su defensiva jugo a un gran nivel. Una máquina bien aceitada que sabe lo que tiene que hacer en el emparrillado.
¿Hasta cuándo veremos a los Patriotas en la cima? Por lo pronto hasta que Brady, hoy con 41 años, y Belichick (66), tengan ganas de seguir en la batalla.