El panorama político nacional está atravesando un momento duro. En este caso, no hacemos referencia a los insultos y las palabras malsonantes que se escuchan prácticamente a diario en el Congreso de los Diputados ni a los dardos envenenados que se envían unos a otros cada vez que hay un micrófono cerca. En este caso, hablamos sobre las numerosas denuncias públicas por presuntos casos de acoso sexual que están recibiendo hombres con altos cargos como Íñigo Errejón, políticos con discursos en los que, teóricamente, se lucha por proteger y ensalzar a la mujer.
A lo largo de la semana pasada, tuvieron lugar varios hechos clave en esta historia. El sábado 26 de octubre, cerraron de forma unilateral el Instagram de la periodista Cristina Fallarás, donde usuarias anónimas compartían sus experiencias frente a teóricas actitudes machistas o agresiones sexuales. Tan solo 5 días antes, Fallarás publicó el testimonio de una mujer que, sin señalar directamente a Errejón, explicaba haber sido víctima de teóricas vejaciones por parte de "un político muy conocido de Madrid". Tras examinar los detalles ofrecidos por dicha usuaria, el nombre de Errejón apareció en la palestra y saltaron todas las alarmas. Actualmente, el Instagram de Cristina Fallarás vuelve a estar abierto y en sus publicaciones podemos leer cientos de relatos estremecedores sobre casos de violencia sexual contra las mujeres, tanto en círculos laborales como privados.
El jueves 24 de octubre, la actriz y presentadora de televisión Elisa Mouliaá, de 35 años, se personó ante la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Policía para denunciar al político madrileño. Según recogen medios como El País, Mouliaá denunció unos sucesos que se produjeron una noche de septiembre de 2021. De acuerdo con fuentes policiales, la actriz puso sobre la mesa "tres supuestos delitos de agresión sexual", entre los que se incluyen besos y tocamientos sin consentimiento. Ese mismo jueves, Errejón anunció que dimitía de todos sus cargos y abandonaba la política, aludiendo el estrés de la vida pública.
Como leemos en el medio citado, en su discurso hizo referencia a "errores" cometidos y afirmaba haber “llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona”. En ningún momento, Errejón hizo alusión directa a Mouliaá. En el discurso de dimisión, el político afirmó que "el ritmo y el modo de vida en la primera línea política" le había pasado factura, conduciéndole a comportarse de una forma "que se emancipa a menudo de los cuidados, de la empatía y de las necesidades de los otros". "Esto genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeros y compañeras de organización, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo", añadía.
A la denuncia de Mouliaá se sumó la de Aída Nizar el pasado martes 29 de octubre. De este modo, Errejón se enfrenta a dos denuncias oficiales por presuntos abusos, testimonios que se multiplican en redes sociales por parte de usuarias que prefieren mantener su identidad protegida. "El exdiputado de Sumar podría enfrentarse a penas de cárcel de entre uno y cinco años solo por la denuncia de Elisa Mouliaá", apuntan en Antena 3. Datos que, conforme pase el tiempo, se verán posiblemente modificados.
La caja de Pandora está abierta y varias mujeres que, a causa de sentimientos como el miedo o la vergüenza han mantenido en privado ser víctimas de acoso sexual por parte de reconocidos políticos españoles, se están atreviendo a alzar la voz. Uno de los casos más controvertidos de las últimas horas es el relato de Ayme Román, directora del podcast "No Obstante". La filósofa ha publicado un video de casi 32 minutos en su cuenta de YouTube donde defiende que "otro dirigente de izquierdas" (del que, por ahora, se desconoce la identidad) agredió sexualmente a mujeres y la acosó a ella misma. En algunos momentos, Román habla en plural, así que, quizá, haya más de un caso oculto que verá la luz en las próximas jornadas. Además de exponer su vivencia, Ayme analiza el papel de los "teóricos feministas" y ahonda en el caso Errejón.
Tal y como señala Ayme, pese a que en los círculos de dicho agresor se conocían sus prácticas, nadie la avisó ni la advirtió de lo que podía llegar a suceder. La directora de "No Obstante" deja claro que, en algunos ambientes (en especial, los más elitistas en materia de política), se protege a los agresores y se ocultan sus delitos, ya sea por miedo a que, por abrir la boca, la persona denunciante pierda poder, dinero o, sencillamente, su trabajo. Por supuesto, la culpa es en todo momento del agresor, pero denunciar estas conductas y prevenir a mujeres que cumplen con el perfil de víctima es clave para evitar futuras agresiones.
Ayme defiende sentirse "muy desprotegida", algo tristemente habitual en este tipo de situaciones. Recordemos, de paso, que durante esta semana se han viralizado denuncias sexuales en redes sociales contra el director Eduard Cortés. Gracias a todas y cada una de las mujeres que, pese al temor de ser despojadas de la sociedad, dan un paso al frente y relatan ser víctimas de hombres sin escrúpulos que no conocen, ni de cerca, el significado de la palabra "respeto". Y mucho menos, entienden el concepto "feminismo".
