Por su ubicación geográfica, Estados Unidos experimenta una actividad sísmica constante. Las áreas más impactadas incluyen la Costa Oeste, Alaska y Hawái. Estos eventos, que van desde leves temblores hasta intensos terremotos, son supervisados de manera constante por el Servicio Geológico de EE. UU. (USGS), una institución clave en el estudio y monitoreo de la actividad tectónica en el país.
El USGS utiliza una red avanzada de estaciones sismológicas para detectar, analizar y reportar movimientos telúricos en tiempo real. Esta vigilancia permite no solo alertar a las comunidades afectadas, sino también estudiar patrones sísmicos para mejorar la preparación ante futuros desastres.
La mayor cantidad de sismos en Estados Unidos se registra en Alaska, debido a su ubicación en el límite de placas tectónicas. Este estado concentra algunos de los movimientos más fuertes y frecuentes del país, superando incluso a California.
Por su parte, California es conocida por su actividad sísmica debido a la Falla de San Andrés. Otros estados como Nevada, Hawái y Texas también reportan eventos sísmicos, algunos de ellos asociados con actividades humanas como la inyección de aguas residuales.
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Los terremotos en Estados Unidos se deben principalmente a la interacción entre las placas tectónicas, como la del Pacífico y la de América del Norte. Esta actividad sísmica es especialmente notable en la Falla de San Andrés, ubicada en California, una de las regiones más activas sísmicamente del país.
Además, algunos sismos están vinculados a actividades humanas, como la inyección de aguas residuales en pozos profundos, lo que ha aumentado la actividad sísmica en estados como Oklahoma y Texas.
En un sismo, lo primero es mantener la calma y seguir estos pasos para tu seguridad: