Especialistas advierten sobre los efectos perjudiciales que la exposición prolongada a las de celulares y redes Wi-Fi puede tener en la salud. El avance tecnológico ha transformado la comunicación y ha mejorado la calidad de vida de millones. Sin embargo, el uso masivo de dispositivos móviles y redes Wi-Fi plantea serias amenazas para la salud, lo que ha llevado a investigadores a examinar a fondo sus efectos.
El estudio, realizado por expertos de las Escuelas Nacionales de Ciencias Biológicas y de Ingeniería Mecánica y Eléctrica del IPN, expone las consecuencias negativas de las ondas electromagnéticas emitidas por estos dispositivos. Los resultados han encendido las alarmas entre los especialistas, quienes instan a la población a tomar precauciones.
En el experimento, más de 300 ratones fueron expuestos a campos electromagnéticos con frecuencias similares a las generadas por teléfonos celulares y redes Wi-Fi. Se utilizaron dos frecuencias: 860 MHz con 0,5 W de potencia, correspondiente a celulares 2G, y 2,5 GHz con 0,1 W de potencia, similar a un módem de Wi-Fi. Los resultados revelaron un incremento en el estrés oxidativo, daños testiculares en los machos y efectos neuropsiquiátricos evidentes en estudios como el electroencefalograma.
Además, se observó apoptosis (muerte celular), severos daños al ADN en la sangre de los adultos y dificultades en el desarrollo físico y motor. Roberto Linares, doctor en Ciencias en Ingeniería Eléctrica y líder de la investigación, destacó que el estudio se llevó a cabo durante cinco años (2015-2020) para obtener datos precisos y subrayó que los daños observados son motivo de gran preocupación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda las afirmaciones del estudio a través de su Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer. La OMS ha establecido que la exposición a campos electromagnéticos podría ser un factor desencadenante del cáncer en los seres humanos. Aunque aún no existen pruebas concluyentes sobre sus efectos fatales, hay evidencias de que la piel y otros tejidos en contacto directo con estos dispositivos, así como el cerebro y diversos órganos que absorben las ondas, son los más afectados.
La creciente preocupación por los efectos de las ondas electromagnéticas en la salud pública ha llevado a un llamado a la acción. Es fundamental que tanto la comunidad científica como la población en general consideren estos hallazgos y evalúen la posibilidad de reducir la exposición a estos campos electromagnéticos en su vida diaria.