Un equipo de arqueólogos ha confirmado la existencia de una red de túneles subterráneos, conocidos como chincanas, construidos por los incas debajo del Cusco. Este descubrimiento, anunciado el 6 de enero en la sede de la Municipalidad Provincial de Cusco, conecta lugares emblemáticos como el Coricancha (Templo del Sol) con Sacsayhuamán, Muyumarca y Callispuquio.
La principal vía identificada tiene 1.750 metros de longitud y discurre a una profundidad de entre 1,4 y 2,5 metros. Además, los investigadores han detectado ramificaciones que extienden esta red a otros sectores arqueológicos, lo que refuerza la importancia cultural y estratégica de estas estructuras en la historia del Tahuantinsuyo.
La chincana, cuyo significado en quechua es "laberinto", forma parte del vasto legado arquitectónico de los incas. Según crónicas históricas, estas calles subterráneas incas servían no solo como rutas de comunicación, sino también como corredores rituales y estratégicos.
Garcilaso de la Vega, en los Comentarios Reales de los Incas (1609), describe estas estructuras como "calles y alamedas subterráneas" que unían templos y fortalezas, mientras que otras se extendían hacia el corazón de los Andes. Por su parte, crónicas jesuitas del siglo XVII detallan la existencia de un pasaje que atravesaba el Cusco, conectando Sacsayhuamán con el Coricancha, sin alterar el trazado urbano de la época.
La red de túneles descubierta conecta dos de los sitios arqueológicos más emblemáticos de Cusco, como el Coricancha, antiguo centro espiritual del Tahuantinsuyo, y la fortaleza de Sacsayhuamán. Según los arqueólogos, el trazado incluye ramificaciones hacia Muyumarca y Callispuquio, sectores estratégicos en la planificación incaica.
El diseño de estas estructuras subterráneas demuestra un alto nivel de ingeniería. Los túneles fueron construidos mediante zanjas revestidas con muros de piedra trapezoidales, cubiertas por vigas labradas. Posteriormente, se rellenaron para construir caminos y andenes en la superficie, evidenciando la complejidad del urbanismo inca.
El hallazgo es el resultado de décadas de investigación interdisciplinaria. Los arqueólogos Jorge Calero y Mildred Fernández, en conjunto con un equipo multidisciplinario, combinaron estudios históricos con tecnología de punta.
Primero, analizaron crónicas como la del historiador Manuel Chávez Ballón, quien sugirió buscar bajo los caminos y andenes. Luego, usaron pruebas de sonido para identificar ecos que indicaban estructuras huecas. Finalmente, emplearon georradares, los cuales detectaron vacíos cercados por paredes trapezoidales, confirmando la presencia de túneles.
El siguiente paso en esta investigación arqueológica en Cusco será excavar puntos clave de la red. Esta etapa, programada para marzo y abril de 2025, busca revelar más detalles sobre la funcionalidad y extensión de las chincanas.
