Millares de católicos se aglomeraron el jueves en la capital de Filipinas en busca de un milagro, durante la procesión de una estatua negra de Jesucristo con siglos de antigüedad, en un despliegue anual de fervor religioso.
La procesión a la iglesia de Quiapo en Manila, que inició antes del amanecer con una misa al aire libre, debía alcanzar los dos millones de participantes de todo Filipinas, un país fuertemente católico.
Hombres descalzos y mujeres en blusas marrón -el color que cubre el dorso del Jesús de madera- corrían a tocar la túnica que cubre a la estatua de tamaño real, con la esperanza de que les brinde buena salud.
"Recé para que mi madre se sane de su infarto", dijo a la AFP Dong Lapira, de 54 años, quien contó que fue golpeado en su intento de sumarse a los que tiran la cuerda de la estatua, denominada el Nazareno Negro.
"El Nazareno es muy sagrado. Ha concedido muchas oraciones", afirmó.
Las autoridades prohibieron a las personas subirse al carruaje que lleva la estatua, resguardada por vidrio, pero algunos aún intentan subir para acercarse al ícono religioso.
Ester Espiritu, de 76 años, viajó 35 km desde su casa en la provincia de Cavite, dijo que le basta darle un vistazo a la estatua.
"Me costó venir aquí por mi edad (...) pero estoy feliz y bien cuando veo al Nazareno", declaró Espiritu, devota del ícono desde hace 40 años.
La estatua de madera fue llevada a Filipinas a inicios de los años 1600, poco después del inicio de la colonización española.
El presidente Ferdinand Marcos comentó que la celebración anual es un "testamento de la solidaridad y camaradería de nuestro pueblo".
La policía dijo que unos 14.500 agentes de seguridad fueron movilizados a lo largo de los seis km de recorrido de la procesión.
La Cruz Roja indicó que dio asistencia a más de 100 participantes en las primeras horas de la procesión, sobre todo por cortadas, náusea y debilidad.
Se cree que el color negro de la estatua se debe a un incendió en el galeón español que lo trasladó a Filipinas.
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