Este dispositivo se ha convertido en una extensión de nosotros mismos, facilitando la comunicación y el acceso a redes sociales e internet. Sin embargo, el constante bombardeo de notificaciones puede generar un alto nivel de estrés, lo que lleva a muchas personas a optar por mantener su celular en modo silencio durante gran parte del día.
El uso excesivo del celular ha sido identificado como un problema de salud mental. Un estudio de la Universidad de Extremadura reveló que el uso constante del móvil está vinculado a un aumento de la ansiedad y la depresión entre los jóvenes. Este fenómeno refleja los efectos negativos de la hiperconectividad en la vida cotidiana, lo que hace necesario reflexionar sobre cómo manejamos nuestra relación con la tecnología.
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Silenciar el celular puede ser visto como un primer paso para establecer límites saludables entre la información que recibimos y nuestras necesidades reales. Los psicólogos interpretan este comportamiento como un mecanismo que evita la sobrecarga sensorial provocada por la exposición continua a las pantallas y notificaciones. Además, este acto permite a los usuarios gestionar mejor su tiempo y mantener un equilibrio emocional, lo que resulta fundamental en un mundo donde la conectividad es constante.
Un artículo en la Revista Española de Salud Pública destaca la relación entre el uso inadecuado del móvil y problemas de salud mental, especialmente en adolescentes. El uso excesivo se asocia con la falta de sueño, el sedentarismo, los conflictos familiares y, en algunos casos, el consumo de sustancias ilegales. Este contexto resalta la necesidad de un uso más consciente y moderado de la tecnología, así como la promoción de hábitos que favorezcan el bienestar mental.
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Las generaciones más jóvenes, como los centennials y las generaciones Y y Z, han comenzado a reducir las llamadas telefónicas en favor de los mensajes de texto. Un estudio titulado 'The App Generation' indica que el 90% de los jóvenes de 14 a 24 años prefiere comunicarse a través de mensajes en lugar de llamadas. Esta tendencia también ha llevado a la implementación de configuraciones que permiten desactivar notificaciones, como colocar el celular boca abajo para activar el modo "No molestar".
La psicóloga Ana Gómez advierte que nuestros cerebros no están diseñados para procesar la cantidad de estímulos que recibimos constantemente. Esta sobrecarga puede resultar en ataques de pánico, aislamiento social y dificultades para concentrarse. Además, la presión social de estar siempre disponibles puede generar sentimientos de culpa si no respondemos de inmediato a los mensajes. Es crucial encontrar un equilibrio que permita disfrutar de los beneficios de la tecnología sin sacrificar nuestra salud mental.