La administración de Joe Biden ha tomado la decisión liberar y transferir a 11 prisioneros de Guantánamo relacionados con Al Qaeda. Según fuentes oficiales, los detenidos, algunos de los cuales llevaban más de 20 años recluidos sin juicio, fueron enviados a Omán y Yemen en un movimiento destinado a reducir la población de la prisión. Entre los liberados se encuentran dos exguardaespaldas de Osama Bin Laden, lo que ha encendido el debate sobre las implicaciones de esta medida.
El traslado, realizado de manera discreta, forma parte de un plan más amplio de Biden para cerrar definitivamente la Bahía de Guantánamo, una promesa heredada de la administración de Barack Obama. La liberación de estos detenidos plantea preguntas sobre los riesgos potenciales y la capacidad de los países receptores para garantizar que estas personas no representen una amenaza futura.
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Según un comunicado emitido por el Pentágono, cada detenido fue evaluado a fondo por un equipo de expertos de distintas agencias, quienes determinaron que cumplían con los requisitos para ser transferidos sin poner en riesgo la seguridad nacional. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, notificó en 2023 al Congreso sobre su plan de trasladar a estos individuos a Omán.
El Departamento de Defensa también manifestó su agradecimiento al Gobierno de Omán y a otros aliados por su cooperación y disposición para facilitar este proceso.“Estados Unidos aprecia la voluntad del Gobierno de Omán y otros socios de apoyar los esfuerzos estadounidenses en curso centrados en reducir de manera responsable la población de detenidos y, en última instancia, cerrar la instalación de la Bahía de Guantánamo”, detalló el Pentágono.
Los 11 prisioneros liberados habían sido detenidos durante la "guerra contra el terrorismo" tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. Aunque estaban vinculados con Al Qaeda, ninguno de ellos fue formalmente acusado ni procesado durante los más de 20 años que pasaron en Guantánamo. Entre los detenidos transferidos se encontró a Moath Hamza Ahmed al-Alwi, quien fue identificado como un presunto combatiente de Al Qaeda y guardaespaldas del fallecido líder Osama bin Laden. Esto ha generado preocupación sobre el posible riesgo de reincidencia.
Otro de los liberados que ha generado interés es Suhayl Abdul Anam al Sharabi, asociado con Osama bin Laden y señalado por presuntas conexiones con un plan fallido de secuestros. Los demás prisioneros transferidos fueron identificados como Uthman Abd al-Rahim Muhammad Uthman, Khalid Ahmed Qassim, Hani Saleh Rashid Abdullah, Tawfiq Nasir Awad Al-Bihani, Omar Mohammed Ali al-Rammah, Sanad Ali Yislam Al Kazimi, Hassan Muhammad Ali Bib Attash, Sharqawi Abdu Ali Al Hajj y Abd Al-Salam Al-Hilah.
Tras esta reciente transferencia, quedan únicamente 15 prisioneros en Guantánamo. De ellos, tres cumplen con los requisitos para ser transferidos y otros tres tienen la posibilidad de solicitar una revisión de su situación. Además, siete están involucrados en procedimientos judiciales militares y dos han sido sentenciados por tribunales militares.
La falta de juicios y evidencia contundente fue uno de los factores que influyó en la liberación de estos detenidos. Sin embargo, expertos en seguridad advierten que la liberación de individuos vinculados con organizaciones terroristas podría representar un desafío para los países receptores. Tanto Omán como Yemen han sido cuestionados por su capacidad para monitorear y rehabilitar a estos individuos.
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La liberación de estos 11 prisioneros responde al compromiso de Joe Biden de cerrar la prisión de Guantánamo, un objetivo que también fue prioritario durante la administración de Barack Obama. La prisión, considerada por muchos como un símbolo de violaciones a los derechos humanos, ha enfrentado un escrutinio constante por su falta de transparencia y los altos costos asociados a su operación.
Biden busca reducir la población de la instalación como parte de un proceso hacia su clausura definitiva. Según funcionarios de su administración, cada caso fue revisado cuidadosamente para garantizar que los detenidos liberados no representen un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos. Además, se coordinaron acuerdos con Omán y Yemen para supervisar a los prisioneros transferidos y asegurar su reintegración a la sociedad.
