En los últimos años, la seguridad pública ha sido uno de los temas más discutidos a nivel global. Países que enfrentaban crisis de violencia han logrado transformaciones inesperadas, dejando atrás años de inseguridad y caos social. Este fenómeno ha despertado el interés de líderes mundiales y empresarios influyentes, como Elon Musk, quien ha mostrado su disposición a analizar y respaldar estrategias efectivas para enfrentar este desafío que parece no tener fin.
El Salvador, bajo el mandato de Nayib Bukele, se ha convertido en un ejemplo mundial. La disminución drástica de los índices de criminalidad ha marcado un precedente que ahora podría cruzar fronteras. Incluso Elon Musk, uno de los empresarios más influyentes del mundo, ha puesto la mirada en este modelo de seguridad.
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El Salvador pasó de ser uno de los países más violentos de América Latina a convertirse en uno de los más seguros. En 2015, el país registraba 6,656 homicidios anuales, una cifra alarmante para una nación con apenas 6 millones de habitantes. Sin embargo, en 2024, esa cifra se redujo a tan solo 114 homicidios.
Este éxito no pasó desapercibido para Elon Musk, quien a través de su cuenta en X (antes Twitter), afirmó: “Esto tiene que suceder y sucederá en Estados Unidos”. Sus palabras no solo encendieron las redes sociales, sino que generaron un debate entre expertos en seguridad, políticos y ciudadanos preocupados por el aumento de la violencia en diversas ciudades estadounidenses. El modelo de Bukele, conocido como “Plan Control Territorial”, incluye medidas extremas como la militarización de zonas controladas por pandillas, una presencia constante de fuerzas de seguridad y la suspensión temporal de ciertas garantías constitucionales bajo el estado de excepción.
El comentario de Elon Musk abrió la puerta a una discusión sobre la viabilidad de aplicar una estrategia similar en ciudades con altos índices de criminalidad en Estados Unidos, como Chicago, Baltimore o Nueva Orleans.
Analistas destacan que, aunque las realidades sociales y políticas son distintas, hay elementos del modelo salvadoreño que podrían adaptarse al contexto estadounidense. La intervención directa en territorios conflictivos, el refuerzo de las fuerzas policiales y un mayor control en las cárceles son algunas de las estrategias que han demostrado efectividad. Sin embargo, expertos advierten que la implementación de un estado de excepción, como el aplicado en El Salvador, podría enfrentar serios obstáculos legales y constitucionales en Estados Unidos, donde las libertades civiles son un pilar fundamental de la sociedad.
La influencia de Elon Musk va más allá del ámbito tecnológico y empresarial. Sus declaraciones sobre políticas públicas y seguridad suelen generar un impacto inmediato en la opinión pública y en los círculos políticos.
En un contexto donde figuras como Donald Trump vuelven a ganar protagonismo, el apoyo de Musk a un modelo como el de Bukele podría impulsar debates más profundos sobre las estrategias de seguridad que necesita el país.
El impacto social de este modelo no solo ha reducido los índices de violencia, sino que ha transformado por completo el tejido social en El Salvador. Calles que antes eran consideradas zonas de guerra ahora son transitadas libremente por familias y turistas.
El interés de Elon Musk en replicar este esquema en EE. UU. no es un simple comentario en redes sociales, sino una declaración que podría marcar el inicio de una nueva era en las políticas de seguridad pública.
