Las tensiones entre Honduras y Estados Unidos han alcanzado un nuevo nivel luego de que la presidenta hondureña, Xiomara Castro, emitiera una advertencia directa al gobierno estadounidense respecto a las posibles deportaciones masivas de inmigrantes. Esta declaración surge en un contexto de políticas migratorias más estrictas anunciadas por el presidente electo, Donald Trump.
Durante un mensaje dirigido a la nación, la mandataria destacó la relación histórica entre ambos países y señaló que ciertas acciones podrían tener consecuencias significativas para la cooperación bilateral, especialmente en el ámbito militar.
PUEDES VER: El IRS deposita dinero a 1 millón de contribuyentes en Estados Unidos: revisa tu correo si eres beneficiario
En su discurso nacional, Castro expresó que una deportación masiva de hondureños no solo representaría un acto hostil, sino que afectaría profundamente la relación entre ambas naciones. La presidenta recordó que Estados Unidos mantiene una base militar en Palmerola, construida en la década de los 80, y que ha funcionado como un punto estratégico para operaciones regionales.
"Frente a una actitud hostil de expulsión masiva de nuestros hermanos, tendríamos que considerar un cambio en nuestras políticas de cooperación con Estados Unidos", afirmó Castro, subrayando que la base perdería su propósito si las acciones de la administración estadounidense afectan directamente a su pueblo.
PUEDES VER: ¿Adiós a la REAL ID en Estados Unidos? El nuevo documento que necesitarás para viajar en avión desde 2025
Según datos oficiales, más de un millón de hondureños residen en territorio estadounidense, muchos de ellos de manera irregular. Además, cerca de 280.000 personas enfrentan procesos de deportación. Estos números reflejan una situación migratoria delicada que afecta directamente la economía del país centroamericano.
Las remesas familiares, que representan cerca del 25% del PIB hondureño, dependen en gran medida de los ingresos enviados desde EE. UU., donde el 90% de estos recursos tienen su origen. Un incremento abrupto en las deportaciones podría desestabilizar no solo la economía, sino también el tejido social de Honduras.
Como presidenta pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Xiomara Castro anunció que, en conjunto con su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum, convocarán una reunión de cancilleres para discutir la situación migratoria en la región.
El encuentro, previsto para enero, buscará además ofrecer apoyo a países como Haití y manifestar solidaridad con el gobierno de Cuba, naciones que también enfrentan crisis migratorias.
"Esperamos que el nuevo Gobierno de Trump sea abierto al diálogo constructivo y amistoso, que no tome represalias innecesarias contra nuestros migrantes", expresó Castro, instando a una relación bilateral basada en el respeto y la cooperación.
La base estadounidense en Palmerola no solo es un punto clave para operaciones militares, sino que ha servido como símbolo de la cooperación histórica entre Honduras y Estados Unidos. Sin embargo, la advertencia de Castro ha puesto en duda su permanencia si las políticas migratorias estadounidenses resultan perjudiciales para los hondureños.
Analistas internacionales señalan que el cierre de esta base podría generar tensiones adicionales en un momento en el que la relación bilateral ya atraviesa desafíos significativos. El futuro de la cooperación militar entre ambos países dependerá, en gran medida, de cómo la administración de Donald Trump maneje la política migratoria una vez que asuma el poder el próximo 20 de enero.
