Con 22,13 kilómetros de longitud, el túnel Shengli de Tianshan, en China, se ha convertido en el túnel de autopista más largo del mundo. Ubicado en las remotas montañas Tianshan, a una altitud promedio de más de 3.000 metros, este túnel permitirá reducir el tiempo de viaje entre el norte y sur de la región de varias horas a solo 20 minutos. De acuerdo con el medio The Sun, este megaproyecto del gobierno de Xi Jinping contó con una importante inversión de US$3.000 millones.
La obra, que inició en 2020, culminó en un tiempo récord de 52 meses, frente a los 72 meses habituales para un proyecto de esta magnitud. La apertura de la autopista está prevista para 2025 y promete transformar la movilidad y el desarrollo económico en esta estratégica región.
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El túnel Shengli no es solo el más largo del mundo, sino también uno de los más avanzados. Con un diseño de cuatro carriles de doble sentido y una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora, está preparado para manejar el tráfico de forma eficiente en uno de los terrenos más desafiantes del planeta.
La construcción enfrentó retos extremos: desde altitudes de más de 3.000 metros hasta terrenos inestables con 16 fallas geológicas. Más de 3.000 trabajadores participaron en esta hazaña, utilizando tecnología de punta para perforar y estabilizar el terreno en condiciones extremas.
El impacto de esta obra va más allá de la infraestructura. El túnel Shengli promete revitalizar la economía de Xinjiang, facilitando el transporte de mercancías, como productos agrícolas y carbón, y conectando la región con los mercados internacionales dentro de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta.
Para construir el túnel más largo del mundo, se necesitaron innovaciones únicas. Equipos de perforación especializados y túneles de servicio permitieron dividir la construcción en segmentos, acelerando los tiempos y mejorando la seguridad.
Además, se priorizó la sostenibilidad ambiental. Sistemas de reciclaje de grava y tratamiento de aguas residuales protegieron el glaciar No.1 de Tianshan y el hábitat de especies como el leopardo de las nieves. Estas medidas convierten al túnel en un ejemplo de cómo grandes obras pueden coexistir con la preservación del medio ambiente.