La milenaria estrategia de Sun-Tzu de atacar la unidad del adversario encuentra hoy eco en la política peruana. Los partidos en el poder, conscientes de su falta de legitimidad, buscan refugiarse en sus reducidos votos duros y fragmentar el panorama electoral para perpetuarse. En esta lógica, el “divide y vencerás” cesariano es la consigna que debe ser enfrentada en el 2025 a partir de la unidad de los demócratas.
Con miras al 2026, son dos los grupos a los que hay que enfrentar en la arena política: los autócratas y los semidemócratas. Los primeros son los partidos de extrema derecha e izquierda que han avalado golpes de Estado y los segundos, en términos de Linz, aquellos desleales asolapados que están con un pie en la democracia y con el otro en la complicidad de los autoritarios.
Frente a ellos, los partidos prodemocráticos tienen la tarea urgente de articular una coalición integrada por demócratas leales. Estos deben priorizar el consenso sobre las etiquetas ideológicas, buscando acuerdos mínimos que garanticen la preservación del Estado de derecho y el fin del reino del crimen organizado en el Perú.
Los consensos tendrían que girar en torno a: (i) derogar las 20 leyes muy bien identificadas por Transparencia, que favorecen a organizaciones criminales, a los negocios partidarios y al desequilibrio entre poderes; (ii) darle una estabilidad política al Perú con la cual se pueda promover la inversión privada y aprovechar el entorno económico internacional; (iii) enfrentar eficazmente a la inseguridad ciudadana; (iv) garantizar una educación de calidad y empleos dignos para la juventud; y (v) erradicar la desnutrición generalizada.
Como afirman Levitsky y Ziblatt en La dictadura de las minorías, este esfuerzo no es sencillo. Implica madurez, flexibilidad programática e incluso asociarse con grupos que en circunstancias normales serían rivales. Sin embargo, esta es la única forma de contrarrestar la trampa divisoria de los extremistas. Por tanto, en este 2025, unir para vencer es el gran reto de las decenas de nuevos partidos, sin lo cual seguiremos gobernados por las mafias de siempre.
