Karla Córdova Morales, ingeniera ambiental peruana de 30 años, ha logrado materializar uno de sus grandes sueños: trabajar en la Antártida. En febrero de este año, formó parte de la Trigésima Expedición Científica del Perú al continente blanco (ANTAR XXX), en su rol como especialista en medio ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El viaje de Karla comenzó en Puerto Prat, en Chile, desde donde se unió al B.A.P. Carrasco, el buque oceanográfico polar más moderno del Perú. Aprovechando el verano austral, la expedición se adentró en la Antártida, donde enfrentaron condiciones climáticas extremas con temperaturas que oscilan entre cero y bajo cero, así como navegar por varios días por el paso Drake, una de las rutas marítimas más peligrosas del planeta y que se caracteriza por sus corrientes marinas fuertes.
“Llegar a la Antártida fue una forma de concretar uno de mis grandes sueños de infancia, el de una joven estudiante universitaria que quería llegar a este lugar tan recóndito, a donde muy pocos seres humanos pueden llegar. Obviamente, siempre vinculado a los aspectos científicos, que es el fin más importante de la existencia del Tratado Antártico, del que Perú forma parte”, señaló la ingeniera ancashina, quien actualmente también es parte del equipo de planificación del siguiente viaje a la Antártida.
Durante más de un mes, Karla trabajó coordinando con un equipo multidisciplinario de más de 70 personas, incluyendo científicos, militares y funcionarios. Juntos recolectaron información ambiental, geológica y oceanográfica para evaluar el estado de conservación del continente. Además, colaboró con equipos científicos de Ecuador, Chile, Brasil y Corea.
Una de las experiencias más destacadas de la expedición fue su participación en el estudio de emanaciones volcánicas submarinas cerca del estrecho de Bransfield, un tema poco explorado. También fue parte del mantenimiento de la Estación Científica Antártica “Machu Picchu” (ECAMP), reforzando la presencia del Perú en este estratégico territorio.
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Tras su retorno de la Antártida, Karla continuó su labor en la promoción de la gestión sostenible del continente. En mayo, representó al Perú en la 46ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico, realizada en India. Allí, junto a delegados de más de 56 países, abordó temas como el impacto de la crisis climática y las actividades humanas en la región.
“La Antártida refleja los cambios que enfrenta nuestro planeta, como el incremento de la temperatura global y la reducción histórica del hielo marino invernal. Es vital que más personas se interesen en este continente y en los efectos que ya observamos en el Perú”, señaló Karla.
Nacida y criada en Áncash, rodeada de la Cordillera Blanca, Karla desarrolló desde pequeña una conexión especial con los glaciares. Este amor la llevó a estudiar Ingeniería Ambiental en la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo, donde investigó las huellas contaminantes en las áreas glaciares de Pastoruri.
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Su compromiso con la conservación la llevó a ganar la Beca Generación del Bicentenario del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) en 2020, permitiéndole cursar una maestría en Geología Ambiental en la Universidad Complutense de Madrid. Pese a las dificultades ocasionadas por la pandemia, Karla completó con éxito sus estudios, consolidándose como una líder en la investigación ambiental.
El viaje de Karla Córdova, desde las montañas de Áncash hasta las tierras heladas de la Antártida, es una muestra de perseverancia y pasión por la ciencia. Su trabajo no solo fortalece la presencia del Perú en el continente blanco, sino que también contribuye al entendimiento de los desafíos climáticos globales que afectan a todo el planeta.