El presidente electo Donald Trump ha vuelto a encender las alarmas con sus polémicas declaraciones sobre el control del Canal de Panamá. Trump acusó a las autoridades panameñas de cobrar tarifas desproporcionadas a los barcos estadounidenses y afirmó, sin fundamento, que soldados chinos operan esta vital ruta marítima. Además, sugirió que Estados Unidos debería recuperar el control total del canal, una infraestructura que construyó hace más de un siglo y que entregó formalmente a Panamá en 1999.
Estas afirmaciones han generado tensiones en un momento en el que la relación entre Estados Unidos, Panamá y China se encuentra en un delicado equilibrio. Aunque las autoridades panameñas, lideradas por el presidente José Raúl Mulino, han negado categóricamente las acusaciones, el debate sobre la soberanía del canal y su papel estratégico en el comercio mundial sigue más vivo que nunca.
La posibilidad de que Estados Unidos recupere el control del Canal de Panamá es, según expertos, prácticamente nula. En 1977, el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter y el líder panameño Omar Torrijos firmaron los Tratados Torrijos-Carter, que garantizan la neutralidad permanente del canal y su transferencia total a Panamá en 1999. Estos acuerdos fueron ratificados por el Senado de Estados Unidos, lo que les otorga un peso legal considerable.
A pesar de ello, Trump ha insistido en que las tarifas actuales perjudican a los barcos estadounidenses, una afirmación rechazada por Mulino y la Autoridad del Canal de Panamá. Las tarifas se fijan en reuniones públicas y se ajustan según las condiciones del mercado, los costos operativos y la competencia internacional. Además, estas tarifas son iguales para todas las naciones, lo que refuta las acusaciones de discriminación contra Estados Unidos.
Los expertos señalan que, aunque las declaraciones de Trump pueden ser una táctica para presionar una reducción de tarifas, la idea de retomar el control del canal mediante acciones militares o políticas es altamente improbable. El tratado de neutralidad asegura que el canal permanezca abierto y operativo para todas las naciones, independientemente de sus conflictos políticos o comerciales.
Desde el 31 de diciembre de 1999, el Canal de Panamá es completamente gestionado por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), una entidad autónoma del gobierno panameño. La entrega del canal marcó el fin de décadas de tensiones entre Panamá y Estados Unidos, y simbolizó el reconocimiento de la soberanía panameña sobre su territorio.
Sin embargo, las críticas de Trump han traído nuevamente a discusión la influencia de China en la región. Aunque es cierto que una empresa hongkonesa, CK Hutchison Holdings, opera puertos en las entradas del canal, las autoridades panameñas han asegurado que no hay soldados chinos en la zona. La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, ha reafirmado que su país respeta la soberanía panameña y que sus operaciones en la región son exclusivamente comerciales.
China, que es el segundo mayor usuario del canal después de Estados Unidos, ha incrementado su presencia económica en América Latina en los últimos años. Este hecho, sumado al corte de lazos diplomáticos de Panamá con Taiwán en 2017, ha alimentado las preocupaciones de Washington sobre una posible pérdida de influencia en la región.
El Canal de Panamá es una de las rutas marítimas más importantes del mundo, conectando los océanos Atlántico y Pacífico y facilitando el transporte de mercancías entre Asia y América. Su ubicación estratégica y la eficiencia de su operación son fundamentales para el comercio internacional.
Aunque el control del canal por parte de Panamá ha sido eficiente y respetado internacionalmente, las recientes sequías y el cambio climático han planteado nuevos desafíos. En 2023, la reducción de los niveles de agua en el Lago Gatún obligó a limitar el tránsito de buques, lo que incrementó las tarifas y generó tensiones en la comunidad internacional.
A pesar de estos desafíos, Panamá ha demostrado una sólida gestión del canal, garantizando su funcionamiento continuo y seguro. La posibilidad de que Estados Unidos recupere el control parece ser más una estrategia política que una realidad práctica, según analistas.
