Un megatsunami es un fenómeno natural extremo que se caracteriza por una ola gigantesca generada por un desplazamiento masivo de agua. Pese a que son menos frecuentes que los tsunamis normales, sus efectos son devastadores. Sin embargo, recién se ha realizado el primer inventario mundial de estos eventos. Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España y la Universidad Complutense de Madrid registraron un total de 40 desde 1674 hasta la actualidad.
El Catálogo Global de Megatsunamis Históricos (GHMCat) incluye eventos desde la erupción de Thera en Grecia hasta fenómenos recientes, lo que proporciona información sobre las alturas de las olas y sus causas. El inventario, publicado en la revista científica GeoHazards, es un avance significativo en la comprensión de los desastres naturales.
Los científicos han recopilado datos de diversas fuentes, revisando más de 300 publicaciones para ofrecer un inventario detallado que incluye descripciones de las olas y sus impactos. Además de documentar, el registro también busca entender mejor los megatsunamis y su relación con el cambio climático.
El estudio define un 'megatsunami' como un evento extremo que impacta en las costas de acantilados, donde las olas alcanzan alturas de 35 metros o más. Son causados principalmente por deslizamientos masivos o avalanchas rocosas, a menudo inducidos por terremotos significativos.
La investigación destaca que el 1,5% de los megatsunamis documentados superaron los 40 metros, con algunos que alcanzaron alturas impresionantes de más de 100 metros.
Entre los eventos más notables, se encuentra el megatsunami de Lituya, Alaska, que se registró como el más grande jamás documentado. El fenómeno fue causado por una avalancha de rocas tras un terremoto de magnitud 7,8 que generó una ola de 524 metros.
La ola devastó aproximadamente 10 kilómetros cuadrados de bosque y destruyó estructuras en los alrededores, aunque afortunadamente la zona estaba poco habitada, lo que resultó en solo cinco muertes confirmadas
Otro evento significativo ocurrió en 1963 en el embalse de Vajont, Italia. La presa fue completada en 1961 y era una de las más altas del mundo. Desde su construcción, se habían detectado problemas geológicos en la ladera, que eran ignorados. Durante el tercer llenado del embalse, aproximadamente 260 millones de metros cúbicos de tierra y roca cayeron al lago.
El desplazamiento de tierra provocó que 50 millones de metros cúbicos de agua sobrepasaran la presa, generando un megatsunami que alcanzó alturas estimadas entre 250 y 300 metros. Esta ola se precipitó por el valle a una velocidad aproximada de 80 km/h, destruyendo todo a su paso.
PUEDES VER: Derrame de petróleo en el mar: los impactos devastadores para los ecosistemas marinos, según científicos
Los autores del estudio advierten que el calentamiento global podría aumentar la frecuencia de grandes deslizamientos rocosos, debido a la inestabilidad de las pendientes provocada por el retroceso de los glaciares. Este fenómeno afecta especialmente a las regiones heladas de ambos hemisferios, lo que podría tener consecuencias devastadoras en el futuro.
El calentamiento global provoca el deshielo acelerado de glaciares, lo que puede llevar a deslizamientos masivos de tierra y hielo. Un ejemplo reciente es el evento en Groenlandia, donde un deslizamiento de 25 millones de metros cúbicos de roca y hielo generó un megatsunami de aproximadamente 200 metros en septiembre de 2023.
Investigaciones han demostrado que eventos pasados de calentamiento global han estado asociados con la formación de capas sueltas de sedimentos que pueden deslizarse y generar tsunamis.