Perú apuesta por un ambicioso proyecto que promete revolucionar el uso de sus tierras áridas y desarrollar zonas agrícolas de alta productividad. Con una inversión de 655 millones de dólares, la megaobra busca resolver los problemas de irrigación y fomentar el desarrollo rural en el país. Tras enfrentar dificultades que paralizaron su avance, el proyecto ahora recurre a la experiencia de China para retomar sus operaciones y garantizar su éxito.
Este megaproyecto tiene como objetivo principal transformar vastas áreas desérticas en terrenos aptos para la agricultura. Además de generar empleo y fortalecer la economía, el plan también apunta a mejorar la seguridad alimentaria en el país.
La iniciativa busca implementar sistemas avanzados de irrigación en regiones áridas del país, permitiendo que terrenos desérticos sean utilizados para el cultivo. Esto no solo mejorará la productividad agrícola, sino que también atraerá inversiones y oportunidades de desarrollo en áreas rurales. Se espera que el proyecto beneficie a miles de familias campesinas, al promover una transformación social y económica significativa.
Debido a su experiencia en proyectos similares, China ha sido elegida como el principal asesor técnico del proyecto. El país asiático aportará tecnología y conocimientos especializados en infraestructura y gestión hídrica. La colaboración también incluye capacitaciones para los trabajadores locales. Así, se garantiza la sostenibilidad a largo plazo del plan.
Con una inversión millonaria, el megaproyecto promete impulsar la economía nacional al incrementar la producción agrícola y abrir nuevos mercados de exportación. Además, la creación de empleos directos e indirectos transformará comunidades que históricamente han enfrentado pobreza y falta de oportunidades. La visión de este proyecto es también un paso importante hacia el fortalecimiento de la seguridad alimentaria en Perú.