Un antiguo papiro del siglo IV, descifrado por un equipo de arqueólogos europeos, ofrece una perspectiva renovada sobre uno de los milagros más emblemáticos de Jesús. Este texto, que permaneció prácticamente olvidado durante siglos, representa un hallazgo significativo que entrelaza aspectos históricos y teológicos. El descubrimiento, considerado sorprendente por los expertos, tiene el potencial de transformar la comprensión histórica de los relatos evangélicos y aportar nuevos enfoques al estudio de los textos bíblicos.
Más allá de su impacto teológico, este descubrimiento también tiene profundas implicaciones históricas. Los expertos sugieren que el texto podría ofrecer detalles desconocidos sobre los contextos culturales, políticos y sociales en los que se desarrollaron los relatos evangélicos. Estas revelaciones tienen el potencial de enriquecer la comprensión de cómo se transmitieron y evolucionaron estas narrativas a lo largo del tiempo.
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Un equipo de arqueólogos de Alemania y Bélgica ha logrado descifrar un papiro que data del siglo IV o V, el cual relata un milagro atribuido a Jesús cuando tenía solo cinco años. Este relato, que fue excluido de la Biblia moderna y clasificado como apócrifo, forma parte del denominado "Evangelio de la Infancia de Tomás".
El análisis de este manuscrito, identificado como la copia más antigua conocida, fue realizado por los investigadores Lajos Berkes, de la Universidad Humboldt de Berlín, y Gabriel Nocchi Macedo, de la Universidad de Lieja. Los hallazgos, publicados en la revista Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik, brindan una perspectiva renovada sobre los milagros apócrifos atribuidos a Jesús y su relevancia en el contexto histórico.
El relato describe a un joven Jesús moldeando 12 gorriones de arcilla junto a un arroyo. Al ser reprendido por su padre, José, por realizar esta actividad en sábado, Jesús convirtió las figuras de barro en aves vivas que alzaron el vuelo. Además, el texto narra otros milagros, como la curación de José tras ser mordido por una serpiente y la resurrección de un niño llamado Zenón.
Procedente de Egipto y preservado en Alemania desde antes de la Segunda Guerra Mundial, este hallazgo se distingue tanto por su antigüedad como por su valioso contenido. El manuscrito, compuesto por 13 líneas escritas en griego, fue minuciosamente descifrado por un grupo de expertos, constituyendo una de las evidencias más antiguas de estos relatos.
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El Evangelio de la Infancia de Tomás es un texto apócrifo que forma parte de los llamados evangelios de la infancia, los cuales narran episodios de la niñez de Jesús que no están incluidos en los Evangelios canónicos del Nuevo Testamento. Este texto, escrito probablemente entre los siglos II y III d.C., es una fuente fascinante para entender las tradiciones populares y las interpretaciones tempranas sobre la figura de Jesús.
El Evangelio de la Infancia de Tomás no fue aceptado como parte de los Evangelios canónicos, debido en parte a su carácter fantasioso y a las representaciones conflictivas de Jesús. Sin embargo, sigue siendo una fuente valiosa para estudiar cómo las primeras comunidades cristianas elaboraron narrativas para responder a preguntas sobre la juventud de Jesús y cómo los mitos se formaron alrededor de su figura.
Aunque no es un texto utilizado en el cristianismo oficial, el Evangelio de la Infancia de Tomás ha influido en el arte, la literatura y la percepción popular de Jesús como niño. Su descripción de episodios milagrosos y conflictos humanos ha sido objeto de análisis académico y continúa despertando interés por su carácter único y su representación de la figura de Jesús.
