Cerca de San Isidro, uno de los distritos más exclusivos de Lima, se encuentra Limatambo, un barrio cuya realidad contrasta con el lujo que lo rodea. Desde hace más de 10 años, esta zona enfrenta un fenómeno preocupante: el suelo se hunde, dejando grietas en viviendas, calles y la vida de sus habitantes. A pesar del evidente riesgo, unas 60 familias aún permanecen allí, luchando entre la incertidumbre y la falta de soluciones concretas.
La razón de este desnivel en el suelo se debe a que las edificaciones fueron construidas sobre una antigua cantera, de hasta 30 metros de profundidad, que fue rellenada con desmonte de todo tipo, desde sanitario hasta de construcción, cuando se construyó la Vía Expresa de la avenida Paseo de la República.
Por otro lado, es importante considerar otros factores clave que han influido en la situación. Las fallas geológicas en el subsuelo de la zona han creado condiciones inestables, debido a la presencia de agua subterránea que ha erosionado las capas inferiores del terreno. Además, antes de su urbanización, la zona se utilizaba para la agricultura, lo que contribuyó a la modificación del suelo. Las excavaciones realizadas para desarrollar nuevas obras en el área han agravado las grietas en las viviendas cercanas, lo que aumenta el riesgo de colapsos y afecta la estabilidad general de la región.
Las grietas en las paredes, techos y suelos de las casas no solo son señales de advertencia, sino también evidencia de una vida diaria llena de peligros. Muchas viviendas ya han sido declaradas inhabitables, pero las familias que permanecen lo hacen por varias razones.
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El flujo constante de agua del Río Surco genera problemas en el barrio limeño, especialmente en Limatambo, que presenta daños estructurales y veredas desequilibradas. Esta situación afecta directamente la calidad de vida de los habitantes de las zonas cercanas al río.
A pesar de ser un barrio con viviendas de ciertos niveles socioeconómicos, los servicios de drenaje y control del agua subterránea no han sido suficientes para evitar el agravamiento de la situación. Las autoridades no han implementado un sistema eficaz que canalice o controle la filtración del agua, la cual afecta tanto a las viviendas como al suelo.
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Mientras las soluciones no llegan, las familias de Limatambo enfrentan un dilema angustiante: quedarse en un lugar que consideran su hogar, pero que amenaza con derrumbarse, o intentar comenzar de nuevo en otro lado, con los recursos limitados que poseen.
El caso de Limatambo no solo es un recordatorio de los riesgos geológicos que enfrenta Lima, una ciudad construida sobre terrenos inestables, sino también una llamada de atención a las autoridades y a la sociedad sobre la necesidad de planificar un crecimiento urbano seguro y sostenible.
Por ahora, Limatambo sigue hundiéndose. Sus vecinos esperan respuestas de las autoridades municipales.
