El Mundial de MotoGP volverá a decidirse en la última carrera: el español Jorge Martín y el italiano Francesco Bagnaia se disputarán a todo o nada el título de la temporada, con clara ventaja para el primero, el próximo fin de semana.
El año pasado, Bagnaia llegó a la última cita con 21 puntos de margen sobre Martín y el italiano se proclamó campeón mundial.
En este 2024, después de la penúltima cita en Malasia hace dos semanas, es el español el que dispone de una ventaja de 24 puntos respecto a su gran rival, por lo que parece tener cerca el objetivo.
El circuito valenciano de Cheste debía ser el escenario del desenlace del Mundial entre el 15 y el 17 de noviembre, pero ese Gran Premio fue cancelado por las recientes inundaciones en esa región de España y los promotores del campeonato trasladaron la carrera al circuito de Montmeló (Barcelona), rebautizando la prueba como Gran Premio de la Solidaridad.
Los dos pilotos que aspiran a ser campeones han dominado este curso, llevándose entre los dos 13 de las 19 carreras disputadas hasta ahora, con ventaja para Bagnaia, con 10 victorias por apenas 3 de Martín, que sí que fue más regular al firmar 10 segundos puestos.
"Es una locura que sigamos yendo a tope después de tantas carreras. Es una cuestión de mentalidad. Creo que el nivel entre Pecco [Bagnaia] y yo es bastante similar", afirmó Martín antes de la penúltima cita de la temporada, en Malasia.
"Cuando uno consigue una ventaja, comete un error, quizás por exceso de relajación. Es una cuestión mental. Si uno de nosotros no hubiera cometido ningún error, esto se hubiera acabado antes", señaló.
Por su parte, Bagnaia ha admitido que le "faltó suerte" en algún momento del año, pero reconoció también haber "cometido algunos errores, igual que Jorge".
"Sin esos errores tendríamos 70 u 80 puntos más en la clasificación del Mundial. Es algo en lo que no estoy pensando todos los días, pero así ha sido", admite el hombre que tuvo que esperar a la última carrera para ser campeón del mundo de la categoría reina en 2022 y 2023.
Los dos candidatos al título de 2024 se respetan mucho y además pilotan la misma moto, lo que añade todavía más incertidumbre a su pulso. Bagnaia corre para la escudería principal de Ducati y Martín para Pramac, un equipo satélite del constructor italiano, pero que le permite tener una moto idéntica.
Ducati tiene amplia mayoría en la parrilla de salida de la MotoGP, con 8 motos de las 20 del total y el dominio ejercido por la empresa de Borgo Panigale en esta disciplina es evidente.
A finales de octubre, en Tailandia, sus motos coparon las ocho primeras posiciones de la carrera esprint, algo nunca visto, y los cuatro primeros lugares de la general del Mundial, antes de la última cita de la temporada, son para pilotos de Ducati.
El ingeniero Gigi Dall'Igna ha sabido dominar más que nadie las sutilezas aerodinámicas para aplicar a la MotoGP el 'efecto suelo' de la Fórmula 1 y para permitir el uso pleno de la potencia del motor V4 de 1000cc.
Todo ello después de que Ducati tuviera su particular travesía del desierto, entre su primer título mundial de constructores en 2007 y el siguiente en 2020. Ese último fue el primero de cinco consecutivos, incluido el de este año, que la escudería tiene ya matemáticamente en el bolsillo.
Por detrás está Aprilia, otra marca italiana, que tiene destellos puntuales como la victoria del español Maverick Viñales a principios de la temporada en el Gran Premio de Estados Unidos.
Los austríacos de KTM solo pueden contar con el talento del joven prodigio español Pedro Acosta (20 años), debutante este año en MotoGP, si quiere sumarse próximamente a la pelea por lo máximo. Acosta, eso sí, ha pagado su inexperiencia este año con frecuentes errores que le han frenado.
Las marcas japonesas, dominadoras en el motociclismo de 1974 a 2021, no han ganado ningún Gran Premio desde la victoria de Álex Rins con Honda en Estados Unidos en 2023. Si no consiguen triunfar en el último Gran Premio de la temporada será la primera vez que acaben en blanco desde 1970.
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