El cambio climático obliga ya a millones de personas a dejar sus hogares y agrava las condiciones "infernales" que deben aguantar estos desplazados, advirtió la ONU el martes.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) aprovecha la celebración en Bakú de la cumbre climática COP29 para recordar hasta qué punto el incremento de temperaturas y la multiplicación de fenómenos meteorológicos extremos pesa en la vida de los refugiados y desplazados.
La agencia reclama inversiones más importantes y más eficaces para atenuar los efectos y los riesgos para esta población.
El clima y los conflictos se combinan para someter a personas ya en peligro a situaciones todavía peores, como ocurre en Sudán, Somalia o Birmania, señala un nuevo informe de la ACNUR.
"En nuestro mundo en calentamiento, la sequía, las inundaciones, el calor mortal y otros fenómenos meteorológicos extremos crean situaciones de urgencia con una frecuencia alarmante", insiste su jefe Filippo Grandi en el prólogo del informe.
"Las personas forzadas a huir de su hogar están en primera línea de esta crisis", añade, señalando que un 75% de los desplazados viven en países grave o extremadamente expuestos a los riesgos climáticos.
"A medida que la velocidad y la magnitud del cambio climático se aceleran, esta cifra no hará más que aumentar", prevé.
Actualmente, un número récord de 120 millones de personas en el mundo son desplazados forzosos a causa la guerra, la persecución o la violencia, la mayoría dentro de su propio país, según las cifras de ACNUR del mes de junio.
"A nivel mundial, el número de personas desplazadas por los conflictos se ha duplicado en los diez últimos años", afirma Andrew Harper, asesor especial de ACNUR para la acción climática, en una entrevista a la AFP.
Al mismo tiempo, los datos recientes del Centro de Control de Desplazamientos Internos indican que las catástrofes vinculadas a las condiciones meteorológicas han forzado a unas 220 millones de personas a huir de su propio país en la última década.
Harper denuncia la flagrante escasez de fondos para respaldar a quienes huyen y a las comunidades que los acogen: "Constatamos que, en general, una situación ya infernal se vuelve todavía más difícil".
La mayoría de sitios donde se instalan los refugiados se ubican en países de bajos ingresos, a menudo "en el desierto, en zonas sujetas a inundaciones, en lugares desprovistos de las infraestructuras necesarias para hacer frente a los impactos cada vez más grandes del cambio climático", asegura este asesor de ACNUR.
Y la situación empeorará, alerta la agencia de la ONU. Según sus cálculos, el número de países en riesgo climático extremo de ahora a 2040 pasará de tres a 65, la gran mayoría de ellos con poblaciones desplazadas.
En 2050, la mayoría de campos e instalaciones para refugiados estarán sometidos al doble de días de temperaturas peligrosamente elevadas que en la actualidad, señala el informe.
Es un peligro inmediato para la salud y la vida de los refugiados, pero también para la cosecha y el ganado, advierte Harper.
"Constatamos una pérdida creciente de tierras cultivables en lugares expuestos a extremos climáticos, como Níger, Burkina Faso, Sudán, Afganistán... Pero al mismo tiempo, asistimos a un aumento masivo de la población", explica.
Por ello, ACNUR insta a las delegaciones reunidas en Bakú a velar para que una mayor parte de la financiación internacional para la lucha contra el cambio climático llegue a los refugiados y a sus comunidades de acogida.
Actualmente, los Estados extremadamente frágiles no reciben más que unos 2 dólares por persona de financiación anual para adaptarse al cambio climático, contra 161 dólares por persona en las naciones menos expuestas, subraya ACNUR.
"Si no invertimos en la paz, si no invertimos en la adaptación al cambio climático en estas regiones, la gente se desplazará", anticipa Harper. "Es ilógico esperar que hagan otra cosa", agrega.
nl/vog/apo/mr/dbh/zm