La noche cae este viernes en la ciudad colombiana de Cali, mientras los negociadores de la COP16 continúan estancados en el tema de la financiación para frenar la pérdida de especies de aquí a 2030.
En la última jornada de la mayor cumbre mundial sobre la naturaleza que arrancó el 21 de octubre, la incertidumbre reina.
La misión de la COP16, dos años después del acuerdo de Kunming-Montreal, era potenciar los tímidos esfuerzos del mundo por aplicar esta hoja de ruta diseñada para salvar el planeta y a los seres vivos de la deforestación, la sobreexplotación, el cambio climático y la contaminación, todos ellos causados por la actividad humana.
Pero aún no hay humo blanco y ninguna certeza sobre si los países ricos, emergentes y en desarrollo darán su brazo a torcer sobre el espinoso tema de la financiación. La plenaria comenzó con más de cuatro horas de retraso.
Tras 12 días de bloqueos, la presidencia colombiana presentó más temprano textos alternativos sobre los tres puntos más tensos: cuáles serán las reglas para monitorear la aplicación de esta hoja de ruta, cómo se van a movilizar los miles de millones necesarios para ponerla en marcha y la distribución de los beneficios que las empresas, principalmente farmacéuticas y cosméticas, obtienen gracias al DSI, un banco de datos genéticos de plantas y animales, muchos de ellos autóctonos de países en vías de desarrollo.
La sesión plenaria se extiende el viernes sobre la base de estos documentos, con la esperanza de conseguir su adopción esta misma noche. Pero muchos de los participantes en la cumbre de Cali auguran que los debates se prolongarán hasta la madrugada del sábado.
Una de las opciones de la Presidencia es que las conversaciones sobre financiación continúen después de la cumbre -y hasta la próxima en Armenia en 2026- para encontrar una "solución financiera global que cierre la brecha de la biodiversidad financiera".
"Estamos totalmente decepcionados": "No hay creación de un fondo dedicado a la biodiversidad, no hay medidas contundentes para empujar a los países desarrollados a respetar sus compromisos", declaró a la AFP Daniel Mukubi, negociador de la República Democrática del Congo.
Los Estados en vías de desarrollo piden la creación de un mecanismo de financiación que sea más favorable a sus intereses que los actuales multilaterales, como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), considerado de difícil acceso y gobernanza desfavorable.
Por otra parte, los países ricos, en particular la Unión Europea (en ausencia de Estados Unidos, que no es signatario de la convención), consideran contraproducente la multiplicación de fondos, pues fragmentan la ayuda sin aportar dinero nuevo, que a su juicio debería encontrarse en el sector privado y en los países emergentes.
Los países desarrollados se comprometieron a aumentar su ayuda anual a la conservación de la naturaleza de 15.000 millones de dólares a 30.000 millones en 2030.
Otro de los compromisos que debe alcanzarse es el reparto de los beneficios de los datos genéticos digitalizados (DSI).
Esos datos, muchos de ellos procedentes de especies de países pobres, se utilizan sobre todo en medicamentos y cosméticos que pueden significar ganancias de miles de millones a sus creadores.
"La contribución ya no es voluntaria", como exigían los países ricos, "es más o menos obligatoria, lo cual es positivo", afirma el negociador congoleño.
La presidencia de la COP propone que las empresas de cierto tamaño que utilicen el DSI contribuyan con el 0,1% de sus ingresos o el 1% de sus beneficios a un fondo que bautizarán "Fondo de Cali".
Bajo los auspicios de la ONU, este fondo se encargaría de distribuir el dinero recaudado entre las comunidades y países que han conservado estos recursos a lo largo de los siglos.
La conferencia se celebró con un gran despliegue de policías y soldados, tras las amenazas de un grupo guerrillero en la región, aunque sin incidentes por el momento.
La presidenta de la COP16, Susana Muhamad, dijo el jueves que las negociaciones eran "muy complejas" y todas las partes tenían que "ceder" para llegar a un consenso.
El jefe de la ONU, Antonio Guterres, estuvo durante dos días en Cali con cinco jefes de Estado y decenas de ministros para dar un nuevo impulso a las conversaciones.
Recordó a los delegados que la humanidad ya ha alterado tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos tercios de las aguas del planeta.
"El tiempo apremia. La supervivencia de la biodiversidad de nuestro planeta -y nuestra propia supervivencia- están en juego", dijo Guterres en un intento por "acelerar" la toma de decisiones.
Representantes de pueblos indígenas protestaron para presionar por más derechos, mientras los delegados se debaten sobre una propuesta para crear un órgano representativo permanente para ellos en el marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
bl-mlr-lv/atm