El ambicioso proyecto de infraestructura que había sido rechazado por la administración anterior en 2019 ha vuelto a generar debate. Inicialmente impulsado por una China, esta iniciativa promete revolucionar el transporte en la región. Con un costo estimado de 5 mil millones de dólares y un equipo operativo que requerirá al menos 2,900 personas, el proyecto ya está siendo liderado por un reconocido ingeniero bajo una nueva administración.
Este megaproyecto no solo busca mejorar la conectividad interna, sino también fortalecer la integración regional. Las expectativas son altas, ya que se estima que su construcción durará seis años y generará miles de empleos. A continuación, exploramos los detalles de este proyecto y los beneficios que traerá a la región.
El proyecto del tren Panamá-David, conocido como un megaproyecto vial impulsado por la empresa China Railway Design Corporation (CRDC), fue originalmente propuesto durante el mandato del expresidente Juan Carlos Varela. En ese momento, China presentó un Estudio de Factibilidad que abarcó 15 meses de investigación y cuatro etapas clave para evaluar la viabilidad de una conexión ferroviaria que transformaría el transporte en Panamá.
La propuesta incluía una línea de tren de pasajeros y carga de ocho vagones, capaz de transportar hasta 750 personas y recorrer 391.3 kilómetros a través de varias provincias, incluyendo Panamá, Coclé, Herrera, Veraguas y Chiriquí. Los trenes de pasajeros alcanzarían una velocidad máxima de 160 km/h, mientras que los trenes de carga viajarían a 80 km/h, optimizando el transporte comercial en la región.
Sin embargo, en 2019, el presidente Laurentino Cortizo decidió no continuar con el proyecto. Su gobierno argumentó que tenía otras prioridades, por lo que la iniciativa quedó en suspenso. Esta decisión generó críticas debido al potencial impacto económico y social que representaba el megaproyecto, tanto para Panamá como para Latinoamérica, al ser una infraestructura clave para el comercio y la movilidad.
El presidente electo, José Raúl Mulino, ha retomado este proyecto bajo una nueva dirección. El ingeniero Henry Faarup Mauad, quien cuenta con una amplia trayectoria en proyectos de infraestructura y experiencia en gestión internacional, fue designado para liderar la construcción de este tren de alta velocidad. Mulino ha dejado claro que este será el proyecto más importante de su gobierno, no solo por la inversión económica, sino también por su potencial para transformar la infraestructura del país.
La obra requerirá seis años de construcción y creará hasta 6,000 empleos directos e indirectos. Además, se ha proyectado que una vez en operación, el tren necesitará un equipo de aproximadamente 2,900 personas para garantizar su correcto funcionamiento y mantenimiento. Este es un aspecto clave, ya que no solo ofrecerá una solución de transporte moderna y eficiente, sino que también generará oportunidades laborales significativas.
Los beneficios de este megaproyecto para Panamá y Latinoamérica son múltiples. En primer lugar, la infraestructura del tren de alta velocidad permitirá una mejor integración regional, conectando a Panamá con el resto de Centroamérica y facilitando el transporte tanto de personas como de mercancías. Esta conectividad fortalecerá las relaciones comerciales y hará más eficiente el comercio internacional, un aspecto que ha sido clave en la propuesta original de China.
A nivel local, el tren contribuirá significativamente a la economía nacional. La creación de empleos durante la construcción y operación impulsará sectores como la ingeniería, la construcción y la logística. Además, el proyecto reducirá considerablemente los tiempos de viaje entre las principales ciudades del país, mejorando la movilidad y calidad de vida de los ciudadanos.
Aún no se ha anunciado una fecha oficial para el inicio de la construcción del tren Panamá-David, ya que el proyecto sigue en fase de planificación y estudios técnicos.
