El cambio climático y la creciente demanda de recursos naturales han puesto en peligro el acceso al agua potable en diversas regiones del mundo, incluyendo Sudamérica. Uno de los países de esta región, destacado por su abundancia en glaciares tropicales, enfrenta una amenaza inminente de escasez hídrica que podría afectar a más de la mitad de su población en menos de una década. Según datos de la Global Water Partnership y el reciente informe Watermark Study 2024 de Ecolab, esta nación es fundamental para la conservación del agua a nivel global. Sin embargo, se proyecta que para el año 2030, su situación se torne crítica debido al derretimiento acelerado de los glaciares y la creciente demanda hídrica. A continuación, exploramos el estado actual de esta nación sudamericana y los factores que la conducen hacia una posible crisis de agua.
Perú, con su estratégica ubicación geográfica, alberga el 71% de los glaciares tropicales del planeta, según datos de la Global Water Partnership (GWP), lo que lo convierte en un elemento crucial para la provisión de agua en Sudamérica y el mundo. Esta región ha sido reconocida a nivel global por su rol en la conservación de agua dulce y su diversidad de recursos hídricos, incluidos sus numerosos glaciares en los Andes. Sin embargo, los efectos del cambio climático han causado un retroceso alarmante en la superficie de estos glaciares.
En las últimas tres décadas, se ha perdido un 22% de la superficie glaciar, lo que equivale a más de 12 mil millones de metros cúbicos de agua. Además, los glaciares que se encuentran por debajo de los 5,000 metros sobre el nivel del mar podrían desaparecer por completo en los próximos años, lo que afecta la disponibilidad de agua en las vertientes del Océano Pacífico y, por ende, la vida de millones de personas en la región costera del país.
A pesar de su gran riqueza glaciar, Perú podría enfrentar una crisis hídrica significativa para el 2030, según el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN). Las proyecciones indican que el 58% de la población peruana vivirá en zonas con acceso limitado al agua. Los expertos señalan que esta situación deriva de múltiples factores, entre ellos, el crecimiento poblacional, la migración interna, y la falta de infraestructura adecuada para gestionar los recursos hídricos.
El cambio climático y el rápido derretimiento de los glaciares están modificando el ciclo hidrológico del país. En particular, las alteraciones en las precipitaciones y el retroceso de la nieve están reduciendo el suministro de agua a largo plazo. Las áreas urbanas, donde el estrés hídrico ya es una realidad, serán las más afectadas. Sin medidas de adaptación y mitigación efectivas, se estima que la escasez de agua será un desafío constante en el futuro próximo.
La crisis hídrica no se limita a Perú; otros países de la región, como Chile y Argentina, también se encuentran en riesgo. Chile, por ejemplo, ocupa el puesto 25 en el ranking mundial de estrés hídrico, y enfrenta una disminución notable en sus recursos hídricos, agravada por el cambio climático y el uso excesivo del agua. Las sequías persistentes y la sobreexplotación de acuíferos han reducido el acceso a agua potable en diversas partes del país, especialmente en la región norte y centro.
Por su parte, Argentina también experimenta problemas con la disponibilidad de agua, en particular en regiones como Mendoza y el noroeste del país. La competencia entre los sectores agrícola, industrial y doméstico por el uso de agua, junto con la sequía, ha deteriorado los recursos hídricos disponibles. A medida que las temperaturas aumentan y las lluvias disminuyen, el acceso al agua en estas zonas será cada vez más limitado.
Un estudio de Ecolab Watermark en 2024 indica que el 64% de la población de América Latina está preocupada por el acceso al agua potable en el presente y el futuro. Esta preocupación se intensifica en zonas urbanas, donde la presión sobre los recursos hídricos es considerable. Además, el estudio señala que el 76% de los ciudadanos considera que ni las empresas ni los gobiernos han implementado planes efectivos para enfrentar esta problemática, lo que genera un sentimiento de desconfianza hacia las instituciones responsables de garantizar el suministro de agua.
A pesar de estas preocupaciones, la conciencia social sobre el uso responsable del agua está aumentando. Un 65% de los encuestados ha comenzado a evitar productos que requieran grandes cantidades de agua en su fabricación, y el 75% estaría dispuesto a pagar más por productos sostenibles. Esto refleja una creciente disposición de los ciudadanos latinoamericanos para contribuir a la conservación del agua y adoptar prácticas más sostenibles en su vida diaria.